El sector de la traducción evoluciona a pasos agigantados. De un tiempo a esta parte, los adelantos que se han producido en cuanto a la oferta de prestación de servicios lingüísticos, herramientas de trabajo y optimización de procesos son prácticamente innumerables. En la actualidad, existe un servicio para cada necesidad existente en las tareas de internacionalización, tenemos a nuestra disposición una gran cantidad de softwares de traducción (tanto de escritorio como en línea) y estamos mucho más concienciados a la hora de garantizar la máxima calidad en los productos que localizamos. Esto se debe a que nuestra profesión ha logrado incorporar satisfactoriamente la tecnología en todas sus actividades, proporcionando a sus clientes el uso de las técnicas más innovadoras, las cuales se escogen en función de sus necesidades, presupuestos y condiciones globales. Sin duda, sobre todo en la última década, el sector de la traducción ha estado marcado por el uso de traducciones instantáneas generadas a partir de motores inteligentes que realizan búsquedas entre diversos corpus de textos previamente traducidos, lo que denominados «traducción automática».
La traducción automática es una realidad a la orden del día. Y es que la premisa principal de este tipo de servicio es verdaderamente suculenta: traducciones obtenidas al momento. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que este recurso dista aún de ser perfecto, ya que las traducciones generadas suelen contener errores que ponen en peligro la calidad global del producto (errores de consistencia, de adecuación terminológica, de comprensión, etc.) y, por lo tanto, su uso no puede introducirse en el mercado como un servicio de traducción precisa y aplicable a todas las necesidades. Por norma general, no es posible legitimar el uso de traducciones erróneas para fines divulgativos, legales, científicos o educativos. Sin embargo, este recurso es muy útil para aquellos clientes que lo único que necesitan es hacerse una idea general de un texto y que no vayan a hacer un uso oficial del mismo. Por ello, la traducción automática per se es un servicio que se ofrece a clientes concretos y que están debidamente informados del producto que van a recibir y los usos que pueden hacer del mismo.
La traducción automática profesional, es decir, aquella que puede ayudar a conseguir una traducción de calidad para diversos fines legítimos, se logra mediante la intervención de un profesional lingüístico. A esto se le denomina «posedición». Este servicio consiste en la revisión por parte de un traductor de un material sometido a traducción automática, de modo que este pueda ofrecer una versión final que reúna los criterios de calidad necesarios, sobre los cuales hablamos en este artículo. Muchos clientes aún no conocen este tipo de servicio innovador, y lo cierto es que puede llegar a comportar una serie de ventajas muy útiles para determinados casos, por lo que, en las líneas siguientes, os ofrecemos un resumen de los aspectos positivos de la posedición y, asimismo, destacaremos algún aspecto negativo, ya que este servicio no siempre es el adecuado para una necesidad de localización lingüística.
Indudablemente, la posedición de una traducción automática es un servicio lingüístico que implica un coste más bajo. La menor participación de la mano de obra humana y el uso de un motor de traducción específico (pudiendo ser estos más o menos caros) hacen que el importe total experimente una reducción considerable, un aspecto decisivo para muchos clientes o para aquellos que tengan que ceñirse a un presupuesto concreto. Además, la traducción se puede obtener en un plazo de tiempo más corto, ya que la generación de la traducción automática es inmediata y lo que sigue es el proceso de posedición del profesional lingüístico que, si trabaja sobre un motor de calidad, tendrá que solucionar menos problemas y podrá entregar un producto revisado antes que si tuviera que escribir una traducción desde cero. Particularmente, este servicio es muy recomendable a la hora de traducir textos de gran extensión, ya que es en estos casos donde se puede observar un mayor ahorro económico por palabra. Por ello, la posedición es un servicio cada vez más frecuente en el sector técnico, donde se precisan traducciones para instrucciones de uso, descripciones de los productos y métodos de uso. Asimismo, el sector de la propiedad intelectual está demostrando un gran interés en el uso de este recurso para localizar sus documentos de patente. Todo ello se debe a que, en estos ámbitos, hay un marcado predominio de léxico especializado, tecnicismos y estructuras repetitivas que los motores de traducción pueden localizar y traducir con mucha más facilidad que los giros propios de otros tipos de lenguaje.
Este último aspecto, nos lleva a observar los inconvenientes de la posedición. Y es que no todos los textos son aptos para su uso. Las publicaciones sobre publicidad, literatura y, en general, cualquier texto creativo, no se pueden traducir con motores de traducción que se limitan a buscar coincidencias en corpus ya existentes. Se trata de tareas que precisan originalidad, exclusividad e innovación para cada uso concreto y que logran resultados mucho más satisfactorios cuando se contratan los servicios de un equipo humano, ya que estos pueden hacer estudios de localización para los mercados de destino. Por otro lado, la posedición no es recomendable para determinados formatos de texto. Por ejemplo, si quisiéramos poseditar un texto original escrito a mano, primero tendríamos que digitalizarlo/transcribirlo, lo cual conllevaría un coste adicional, y perderíamos el ahorro que implicaba este recurso. Asimismo, este servicio se desaconseja en la traducción de audios y vídeos, ya que se trata de una modalidad que requiere tareas adicionales, como la sincronización y el recuento de caracteres, para lo cual suelen intervenir profesionales lingüísticos humanos, con el consiguiente incremento en el coste. Finalmente, hay que tener en cuenta que, normalmente, introducir un texto en un motor de traducción implica compartir con terceros el contenido del mismo para la pretraducción, por lo que hay que estudiar si existen consideraciones relativas a la confidencialidad.
La posedición es un servicio lingüístico en auge que comporta innumerables ventajas para los clientes. Por ello, es preciso que estos conozcan con exactitud su alcance y sus limitaciones para poder sacar el máximo provecho en sus proyectos de localización.
Ref. de la imagen: https://wwwhatsnew.com/2016/07/01/robots-escribiendo-articulos-deportivos-ya-es-realidad-en-associated-press/