Ya lo sabemos, el primer acercamiento a este idioma puede ser algo complicado: los sonidos son duros y guturales, casi aterradores, en comparación con los sonidos más melódicos del español, pero el alemán es una lengua mucho mas fácil de aprender de lo que pensamos.
Empezamos con las malas noticias: el alemán pertenece al grupo de lenguas germánicas (como el sueco, danés, noruego o islandés), lenguas que nada tienen a que ver con las lenguas neorromanas a las que pertenecen el español, italiano, francés… No hace falta decir que las diferencias entre estos dos sistemas de lenguaje son dos mundos, de hecho, dos universos separados: bien en morfología (formación de palabras), gramática o pronunciación.
La gramática y la construcción de frases en alemán también son muy diferentes del español: en alemán hay pocas y estrictas reglas gramaticales que se respetan servilmente, pero carece de las irregularidades que caracterizan el español.
La pronunciación también puede parecer más difícil que la española: ¡los sonidos son duros – o eso parecen cuando los alemanes hablan! – y a menudo la suma de varias letras crea pronunciaciones a las que no estamos acostumbrados. Unos de los mayores problemas lo encontramos en el <ch>. Una vez más, la mayoría de las palabras se leen exactamente cómo se escriben.
Pero, lo prometimos al principio, el alemán no es tan difícil como parece y aquí lo vamos a demostrar:
- Gramática: el alemán se rige por unas pocas reglas que se repiten en diferentes situaciones. Los pronombres, adjetivos y sustantivos se declinan (como en latín) y cuenta con género neutro, masculino y femenino, quizás la construcción del plural sea algo más difícil respecto al español.
- Pronunciación: En alemán se lee – casi siempre – exactamente como está escrito, e incluso siendo primo del inglés, no tiene nada que ver con la falta de reglas de pronunciación de este último.
- Morfología: a menudo las palabras con diferente valor gramatical – sustantivos, verbos, adjetivos o adverbios – tienen una base común, llamada raíz. Una vez aprendidas se puede definir fácilmente el significado de ese término.
- Palabras compuestas: el alemán es famoso para tener larguísimas palabras, se ensamblan términos ¡incluso cinco! para crear palabras compuestas. El resultado son palabras interminables que nos hacen temblar, pero la realidad es que, aunque tengamos un vocabulario básico, podemos llegar al significado de la palabra compuesta «descomponiéndola» en palabras individuales y juntando el significado.
- Verbos: Los verbos alemanes tienen únicamente seis tiempos (dos formas verbales simples y cuatro formas compuestas), los verbos españoles tienen diecisiete. Además, los verbos irregulares son infinitamente más fáciles respecto al español.
- Por último, pero no menos importante: debemos tener en cuenta que el alemán es un idioma de pura lógica. No hace falta memorizar las reglas gramaticales, como en español, italiano o francés, solo necesitamos memorizar algún concepto básico y luego aplicar la lógica al resto.