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El pasado 20 de enero de 2021 se celebró la toma de posesión de Joe Biden, a quien invistieron como nuevo presidente de los Estados Unidos tras un convulso periodo electoral marcado por la crisis de la pandemia coronavírica de 2020, entre otros problemas que todavía perduran en el tiempo. En el acto, participaron distintas personalidades: la cantante Lady Gaga interpretó el himno nacional, Andrea Hall (presidenta del sindicato de bomberos de Georgia) hizo el Juramento de Lealtad utilizando tanto el lenguaje oral como la lengua de signos y el cantautor Garth Brooks interpretó Amazing Grace, a cuyo verso final se unió la audiencia, lo que dio lugar a uno de los momentos más emotivos de la ceremonia. Sin embargo, el cenit se produjo de la mano de Amanda Gorman, una poetisa y activista estadounidense de 22 años laureada con el premio nacional a jóvenes poetas en 2017. Gorman recitó su composición The Hill We Climb, un texto que conmovió enormemente a la audiencia y gracias al cual la ya conocida escritora ha ganado aún más notoriedad entre el pueblo estadounidense, que la ha consagrado como un referente del feminismo y la lucha por la igualdad y los derechos humanos. El poema, en el que se hacía alusión al pasado asalto al Capitolio y la creciente inestabilidad social, es una oda a la igualdad y a la convivencia entre diferentes culturas. Evidentemente, este poema de 723 palabras ha adquirido una gran importancia en el contexto de los Estados Unidos, por lo que se decidió iniciar un proceso de internacionalización para difundir las letras de Gorman por todo el mundo y en todas las lenguas.

 

Sin embargo, al poco tiempo la poetisa se vio nuevamente en el foco mediático por un tema bastante delicado: la invalidación de un traductor por no compartir el perfil de la autora original.

 

Los hechos tuvieron lugar en los Países Bajos. A finales de febrero, la editorial Meulenhoff anunció que había escogido a Marieke Lucas Rijneveld para encargarse de la traducción al neerlandés de dicha obra. Esta decisión fue puesta en entredicho a través de las redes sociales por muchas personas, como la activista Janice Deul, que la clasificó como una decisión incomprensible. Alega que, para traducir un poema semejante, es preciso ser mujer, ser joven y ser negra; en definitiva, encarnar en la medida de lo posible a la autora. Evidentemente, Rijneveld no encajaba en este perfil, ya que el color de su piel es radicalmente opuesto al de la poetisa, tiene 30 años (ocho años más que Gorman) y se define como una persona no binaria. Por supuesto, la intención de Deul no era atacar a Rijneveld, sino subrayar que se había perdido la oportunidad de dar visibilidad a profesionales que compartieran más aspectos con Gorman. Estas críticas provocaron que Rijneveld renunciara al ofrecimiento de la editorial, que contaba con el apoyo del equipo de Gorman, y sintió que debía pedir disculpas a través de Twitter a todas las personas que se hubiesen sentido ofendidas; finalmente, agradeció a la editorial haber tenido en cuenta su participación inicialmente y expresó su deseo de que el mensaje de la obra de la joven poetisa estadounidense llegase a todos los lugares. Después de estas declaraciones, Deul le dio las gracias a la editorial por esta decisión.

 

Una semana después del caso holandés, también se produjeron desavenencias en España con la traducción del poema al catalán, tarea encargada a Víctor Obiols. Los hechos son particularmente destacables porque ya se había contratado previamente al traductor, y el encargo estaba en una fase avanzada del proyecto (hasta había una fecha fijada para su lanzamiento en abril), pero la editorial estadounidense encargada de la internacionalización Viking Books destituyó a Obiols, que ha afirmado que agradecieron su trabajo y elogiaron su currículum, pero que preferían otro tipo de perfil y reflexionaba: «Si no puedo traducir a una poetisa solo porque es una mujer joven y negra, tampoco puedo traducir a Homero porque no soy griego o a Shakespeare porque no soy inglés o del siglo XVI». En Francia han seleccionado a la belga de origen congoleño Marie-Pierra Kakoma.

 

Sin duda, se trata de un tema polémico y muy delicado. Por un lado, Amanda Gorman y su equipo están en disposición de participar en el proceso de selección de traductores y de establecer unos criterios que a su entender garanticen un mejor desempeño, un mayor compromiso y una interpretación y reproducción más «sentida» de The Hill We Climb. Pero, por otro lado, esta noticia plantea una serie de cuestiones para la que parece no existir una respuesta correcta: ¿Tener aspectos en común con un autor hace que un traductor sea más adecuado para traducirlo? ¿La decisión de Viking Books se basa más en el continente que en el contenido? Lo cierto es que, si la editorial fija este criterio para sus procesos de selección, es probable que encuentren dificultades en ciertas partes del mundo donde no hay tantas personas negras como en EE. UU. o algunos países de Europa. Pero, por otro lado, la calidad de una traducción pasa por saber interpretar el texto origen y lograr reproducirlo en la lengua de destino con precisión al mercado receptor, para lo cual es evidente que sí se ha de contar con conocimientos particulares que a veces vienen dados por las vivencias personales.

 

Próximamente, saldrán a la luz las respectivas publicaciones traducidas y podremos admirar el trabajo de todos los traductores y traductoras que, sin duda, habrán volcado todo su esfuerzo en transmitir el mensaje de unidad y convivencia que quiso difundir Amanda Gorman. Y solo entonces podremos valorar el trabajo y el acierto de los procesos de selección.

Ref. de la imagen: https://arsverus.wordpress.com/6-2/

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