Desde hace años, la globalización ha conseguido que podamos desarrollar todo tipo de actividades a través de Internet. Sin duda, los aspectos más destacables son el acceso instantáneo a la información, que puede divulgarse en tiempo real, y el comercio electrónico, que no solo fomenta hacer compras de forma virtual, sino que también permite que los productos puedan llegar a mercados del mundo que antes eran inimaginables o, al menos, más inaccesibles. Por ello, cada vez que un usuario desea hacer una consulta o adquirir algún servicio, lo habitual es introducir palabras clave en un motor de búsqueda para obtener resultados relacionados, los cuales redirigen a páginas web concretas con contenidos diversos. Ahora bien, en la mayoría de los casos, esas páginas web suelen venir redactadas en un solo idioma. Generalmente, ese idioma es el inglés, que se ha consagrado como lengua de divulgación a nivel mundial. Pero la realidad es que, si bien en los ámbitos de especialidad existe un mayor dominio de este idioma por parte de hablantes no nativos que les permite visitar páginas web de temáticas afines, una gran parte del público general no cuenta con una competencia lingüística que le permita navegar cómodamente en esta lengua extranjera o en otras. Como tal, muchos propietarios de páginas web se plantean la posibilidad de contratar servicios de traducción y, desafortunadamente, muchos desestiman esta idea o se conforman con habilitar funciones de traducción automática.
Ambas opciones comportan una serie de desventajas de cara a los procesos de internacionalización. Por un lado, se ha demostrado ya sobradamente que la traducción automática por sí sola no es suficiente para trasladar contenidos de un idioma a otro. Esto se debe a que, por su propia naturaleza, generan traducciones que todavía no consiguen adaptarse plenamente a todos los contextos y, por supuesto, no dominan las peculiaridades de la creación de contenidos para fines comerciales. Es decir, después de haber dedicado tiempo y esfuerzo a redactar una página web, a cambiar las palabras una y otra vez para llegar mejor a la audiencia y, en definitiva, a diseñar una estrategia de marketing, puede darse el caso de que una traducción automática traslade el texto de forma literal o imprecisa, lo que causará una impresión negativa en el público receptor y despertará cierta desconfianza. Por ello, en el ámbito de la prestación de servicios lingüísticos, lo más recomendable es contratar a un profesional que se encargue de hacer una posedición (una lectura bilingüe entre el original y la traducción automática para poder hacer todo tipo de cambios oportunos que permitan localizar correctamente el texto). Aquí también conviene destacar la importancia de velar por un correcto uso de la ortografía, ya que, según se ha publicado, «el 80 % de los usuarios reconoce perder la confianza en compañías con errores ortográficos» y, en el ámbito nacional, «el 80 % de los ecommerce españoles tienen importantes errores de traducción en su tienda online, hecho que puede llegar a ocasionar una pérdida de beneficios de hasta un 15 % en ventas». Por otro lado, las páginas web con TA se penalizan por contenido duplicado, mientras que las traducidas con el uso de etiquetas hreflang son detectadas como su mismo equivalente a otro idioma. ¿Conviene arriesgarse a volverse invisible y a generar desinterés en los clientes potenciales?
Según otro estudio, un poco más del 50 % del total de consumidores de Internet es hablante no nativo de inglés, encontrándose entre las lenguas más habladas el español, el árabe, el chino, el francés y el portugués. Esto quiere decir que, aunque se escoja el inglés como lengua de divulgación, no estaremos llegando totalmente a más de la mitad de nuestro público objetivo, ya que se ha demostrado que los consumidores tienden a consultar más páginas web redactadas en su propio idioma, que es más probable que compren un producto de un portal redactado en su mismo idioma y hasta que poder tener información en su propio idioma les importa más que encontrar precios baratos. Por ello, en una época como la actual y en el contexto de la pandemia coronavírica (que ha potenciado enormemente el consumo por Internet), merece la pena plantearse internacionalizar los contenidos de manera fiable. Las consecuencias directas de tomar esta decisión comprenden un aumento exponencial de los clientes, una mayor satisfacción por parte de los mismos, un incremento de las ventas y una imagen más profesional e internacional de una marca.
Para la redacción de este artículo hemos consultado los siguientes enlaces:
– https://global-lingo.com/es/que-ventajas-tiene-traducir-una-pagina-web/
– https://translinguoglobal.com/los-mejores-9-beneficios-de-traducir-tu-pagina-web/
Ref. de la imagen: https://www.wallpapertip.com/es/mxhhx/