En el mundo de la traducción, sabemos que el principal objetivo de todas las partes involucradas es alcanzar un producto de la más alta calidad, que sea funcional y que ayude a hacer crecer la imagen de las empresas para las que traducimos, así como la de las propias agencias de traducción. Para ello, existe una gran cantidad de recursos dedicados a enseñar a los profesionales de la prestación de servicios lingüísticos a realizar sus funciones con la máxima precisión, a comprobar que su trabajo se haya hecho correctamente y a mantener canales de comunicación con los clientes para diversos fines (como aclarar dudas, avisar de contratiempos, etc.). En este sentido, os recomendamos algunas de nuestras lecturas como Estándares de calidad y La evaluación de proyectos de traducción. Sin embargo, los procesos de calidad asociados a la redacción y posterior traducción de un texto no solo ocurren en las agencias de traducción o en manos de los profesionales autónomos. Lo cierto es que las propias empresas que solicitan dichos servicios también pueden adoptar un papel activo en las comprobaciones de calidad de sus proyectos. Por supuesto, esto no quiere decir que tengan que traducir o revisar traducciones, sino que se trata de una labor de comprobación global en cuanto a la terminología y la adecuación a la industria en la que se vaya a utilizar el material. En el artículo de hoy, os hablamos de las «revisiones internas».
La revisión interna (del inglés, in-house review o in-country review) es un proceso que consiste en revisar una traducción dentro de la propia empresa del cliente. ¿Y por qué es un recurso valioso? En ocasiones, las empresas solicitan traducciones a las agencias y les envían documentos en los que figuran productos, terminología específica del sector, vocabulario interno de la empresa, etc. Por supuesto, la labor de los traductores especializados es dominar el área de especialidad en profundidad o bien realizar procesos de investigación exhaustivos para terminar de familiarizarse con la materia. En este sentido, los traductores y revisores de las agencias de traducción tienen la responsabilidad de hacer traducciones que sean correctas en cuanto a la terminología, ya que de lo contrario el texto perdería calidad e incluso podría ponerse en riesgo su funcionalidad. Por ello, cada vez es más habitual que los clientes envíen como material de referencia glosarios específicos o guías de estilo para que el profesional los tenga en cuenta y no se produzcan imprecisiones. Sin embargo, esta realidad no siempre existe, y muchos clientes reciben traducciones correctas, pero que no representan el vocabulario propio de su empresa o el tono general de su marca.
Por eso mismo, de un tiempo a esta parte se ha convertido en una práctica habitual contar con personas dentro de las empresas de los clientes que se ocupen de hacer una serie de comprobaciones específicas. En concreto, suelen revisar la terminología general, para asegurarse de que esta coincide con las preferencias del cliente. Y es que sabemos que, en el mundo de las traducciones técnicas, suele haber varias formas de designar a un mismo elemento. O, por otro lado, es probable que ya exista una traducción específica para el cliente, pero que no la haya divulgado o que no forme parte de sus publicaciones de libre consulta en Internet. Asimismo, en una revisión interna, las personas encargadas de esta tarea pueden hacer una lectura del documento y hacer cambios estilísticos, sobre todo si detectan que alguna parte no refleja el tono corporativo de su empresa o bien no se adapta del todo a la audiencia de destino.
Por extensión, esta actividad de revisión puede plantearse igualmente antes de enviar un material a una agencia de traducción. En ocasiones, los redactores utilizan terminología inconsistente, denominando de varias formas al mismo elemento, o bien se expresan de manera ambigua en algunos puntos. En estos casos, también es conveniente contar con la participación de una persona que se encargue de homogeneizar y corregir fragmentos ambiguos, ya que de este modo se garantizará un original más preciso y, a la vez, una traducción mucho más rigurosa.
Ahora bien, ¿cómo es el perfil de las personas que se encargan de las revisiones internas? Curiosamente, en la vida real, estas personas no tienen por qué ser profesionales de la traducción, ya que no intervienen en el texto de una forma tan minuciosa. Por ello, a los revisores internos, que, recordemos, forman parte del personal de la empresa, se les pide estar familiarizados con la actividad del cliente, con el mercado para el que trabaja, así como con la imagen corporativa a nivel global. Idealmente, son hablantes nativos de la lengua de destino, pero es necesario que posean cierto dominio de la lengua de partida, para poder juzgar con criterio. Idealmente, es recomendable que reciban una formación mínima para comprender en qué consiste el proceso de revisión interna, qué aspectos pueden modificar y cuáles no (o no es necesario). De este modo, si logramos dar con perfiles adecuados y les confiamos esta tarea, añadiremos un valor enorme a nuestros procesos de producción y nos aseguraremos de que las traducciones que recibamos y utilicemos se integren perfectamente en la actividad comercial de nuestra empresa.
Y, finalmente, ¿cuáles son las mejores prácticas para las revisiones internas? En la formación de estos profesionales, conviene destacar una serie de puntos clave para optimizar los resultados. En primer lugar, conviene recordar la importancia de trabajar siempre con el texto original, para poder consultarlo en caso de dudar del motivo para una traducción en concreto. Asimismo, hay que insistir en que revisar no consiste en cambiar indiscriminadamente, sino en corregir los errores o las cuestiones terminológicas que mencionábamos antes. De lo contrario, el proceso se alarga y se desvirtúa la labor de los traductores. Por supuesto, es recomendable hacer uso de la misma tecnología que los traductores. Si estos han trabajado en herramientas TAO, lo lógico sería hacer los cambios en estas, por ejemplo, para actualizar las memorias de traducción. Y, como no podría ser de otra manera, es esencial fomentar la comunicación entre el revisor interno y la parte traductora, para poder hacer consultas en ambas direcciones, agilizar el proceso y obtener mejores resultados.
En definitiva, las revisiones internas son un recurso muy valioso en la cadena de producción de la industria traductora. Por ello, es recomendable que los clientes valores la posibilidad de incluir este tipo de perfil en sus procesos habituales.
Ref. de la imagen: https://www.ringcentral.com/us/en/blog/effective-teamwork/