La traducción es una actividad profesional que se enmarca en el mercado de la prestación de servicios lingüísticos. Esta aparente obviedad pone de manifiesto una obviedad en cuanto a que esta es una actividad comercial que busca obtener un beneficio económico mediante la provisión de unos servicios de localización lingüística concretos. Como tal, la traducción está sujeta a una serie de aspectos relacionados en gran medida con el marketing y las habilidades para la captación de clientes. En otras palabras, si queremos hacer de la traducción un negocio sostenible, tenemos que estudiar hacia dónde vamos a orientar dichos servicios, a qué nicho de mercado nos vamos a dirigir, con qué tipo de clientes vamos a tratar y, por supuesto, qué dinámicas de trabajo vamos a poner en práctica para lograr resultados satisfactorios que satisfagan las necesidades y las expectativas de las personas para las que trabajamos. Todas estas variables son esenciales para alcanzar el éxito, ya que no en todos los mercados imperan las mismas necesidades, así como tampoco las mismas combinaciones lingüísticas, la misma retribución por los servicios, el mismo reconocimiento profesional o las mismas consideraciones legales. Según las decisiones que tomemos, acertaremos en mayor o menor medida. Por ejemplo, las traducciones sobre tecnología informática del chino al inglés son abundantes, por lo que en ese mercado encontraremos mucho trabajo y, por ende, una mayor competencia. Por el contrario, las traducciones juradas directas del hindú al sueco son mucho más infrecuentes, por lo que la demanda no será tan alta, aunque la retribución económica será más elevada, precisamente por el reducido número de profesionales de la traducción que prestan este servicio específico.
Esto nos lleva a pensar en la necesidad de planear activamente el papel que queremos desempeñar en la industria de la traducción, bien aprovechando los nichos de mercado a los que podemos acceder o para los que estamos capacitados, o bien estudiando dónde se encuentran las oportunidades que más nos interesan y preparándonos para poder prestar los servicios relacionados. En el ámbito de la traducción, estas decisiones se empiezan a ponderar desde muy temprano, hasta el punto de que, en la universidad o en otras instituciones formativas afines, los estudiantes reflexionan de cara a su especialización hacia qué itinerarios deberían encaminarse y dónde pueden obtener un mayor beneficio. Por supuesto, esta decisión también se puede tomar por gusto personal o motivación, pero aquí lo estamos enfocando desde el punto de vista de la rentabilidad económica. Como comentamos en Salidas profesionales de la traducción, los encargos de traducción se enmarcan dentro de áreas de especialidad concretas y, cuando un cliente o una agencia de traducción busca a un profesional traductor, lo hace atendiendo a criterios específicos sobre los campos que domina o en los que ha trabajado y puede garantizar una calidad determinada.
Por ello, en el artículo de hoy vamos a hablar sobre las especializaciones más frecuentes en el ámbito de la traducción, para lo cual hablaremos de su naturaleza y de los tipos de texto más frecuentes.
Una de las especializaciones más frecuentes es la traducción jurídica, que no hay que confundir con traducción jurada, como explicamos en Traducción jurada para no llevarse sorpresas. En ella, los traductores tendrán que localizar textos de carácter legal, de carácter informativo o bien implicados en procedimientos judiciales. Este es el caso de los textos sobre avisos legales en una página web, consentimientos, actas judiciales, sentencias, certificados de nacimiento, matrimonio o defunción, contratos y un largo etcétera de documentos burocráticos. Por ello, el perfil para esta especialidad debe conocer la terminología jurídica y prestar suma atención a los detalles, ya que cualquier error en la traducción puede comprometer su validez y comportar una serie de consecuencias negativas. Se trata de una modalidad en la que impera la traducción literal, en ocasiones en detrimento de la fluidez textual, pero uno de los aspectos positivos es que todas las combinaciones lingüísticas precisan de traducciones para poder operar en los mercados internacionales, por lo que se trata de una especialización con una alta demanda de trabajo.
Claramente, otra de las principales especializaciones en traducción es la traducción médica o biosanitaria. En ella podemos encontrar textos procedentes de estudios e investigaciones, pero también todo tipo de descripciones de procedimientos quirúrgicos y uso de productos sanitarios. Se trata de una modalidad altamente interrelacionada con otras especialidades, ya que en ocasiones se entrelaza con la traducción jurídica para crear textos relativos al consentimiento por parte del paciente para una intervención clínica, en ocasiones se entrelaza con la traducción publicitaria para promocionar en los distintos mercados un nuevo producto sanitario revolucionario y en ocasiones se entrelaza con la traducción técnica para elaborar descripciones exhaustivas de los dispositivos médicos para poder comercializarlos cumpliendo todos los estándares necesarios. Por ello, se trata de otro gran campo en el que la rigurosidad y la precisión terminológica son imprescindibles, y donde normalmente se valora que el traductor posea conocimientos en las ramas de la medicina concretas en las que se enmarca un proyecto de traducción.
En la actualidad, es innegable que la traducción desempeña un papel central en la industria de la tecnología. A medida que vamos evolucionando, vamos introduciendo en nuestra sociedad nuevas invenciones que nos permiten llevar una vida más segura, eficiente y cómoda. Por supuesto, el proceso de vida desde la idea de una invención hasta el lanzamiento en el mercado del producto implica una serie de procesos industriales que generan una gran cantidad de materiales para los que se precisa traducción. Para localizarlos correctamente, los traductores tendrán que realizar arduas labores de documentación terminológica, en ocasiones crear neologismos para nombrar las nuevas realidades propuestas e imprimir una gran consistencia en cada uno de los proyectos para lograr uniformidad terminológica.
Finalmente, en una línea menos literal que las anteriores, podemos destacar la existencia de la traducción audiovisual, que nos permite localizar películas y series, productos de gran consumo en la actualidad. Esta traducción necesita perfiles mucho más creativos que sean capaces de interpretar los significados originales y reproducirlos de una manera atractiva y amena en la lengua de destino, en ocasiones para generar la impresión de que son nuevos originales. Para esta traducción hace falta dominar la tecnología, ya que se suele desempeñar de la mano de otros programas informáticos que permiten editar el texto traducido dentro de la secuencia audiovisual (p. ej., subtítulos o guiones para doblaje).
En realidad, la industria de la traducción esconde muchas especializaciones distintas que, en ocasiones, se interconectan y dan lugar a la creación de perfiles híbridos. Lo importante para tener éxito es analizar cuáles son las necesidades de los clientes y potenciar nuestras aptitudes de traducción para ponerlas a su servicio.
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