El escritor chino Yu Qiuyu escribió una vez: “su agua se infiltra y se extiende; su civilización es una especie de vida espiritual.” La ciudad a la cual se refería con estas palabras es Dujiangyan, ubicada al suroeste de China, y es allí donde hace poco más de cinco meses ha sido inaugurado un paraíso para los ratones de biblioteca, es decir, la librería Dujiangyan Zhongshuge.
En China las librerías y bibliotecas son toda una experiencia vital y esta no podía ser menos.
Techos con espejos y estanterías de arco alto generan un ambiente único y fascinante donde uno puede explorar el maravilloso mundo de la literatura y el patrimonio cultural. Un auténtico paraíso en el que se está rodeado únicamente de libros, creando un ambiente sereno y pintoresco para sus visitantes.
Dentro de la librería, de unos 1 100 metros cuadrados, todo está ubicado por un motivo.
Los arcos van adentrando a los lectores en diferentes estancias, algunas de ellas para relajarse, descansar y leer; otras más interactivas como las diseñadas para los niños que se pierden en un bosque de bambú con ilustraciones de un panda que trepa por las paredes y crea un ambiente vital y divertido. Mirando hacia abajo, los coloridos cojines se apilan como colinas, creando una atmósfera de lectura encantadora y soñadora para los niños. Los cojines también se pueden separar para que los usen muchas personas, lo que también brinda comodidad para que los niños se sienten en el suelo y se relajen.
Y así los clientes siguen su paseo y atraviesan túneles mágicos hechos de libros para entrar en diferentes estancias, que simbolizan las características geográficas y culturales de la ciudad. Crean una sensación laberíntica con túneles circulares, espaciosas y altas estanterías donde, a buen seguro, resulta muy difícil no llevarse más de una ejemplar.
En esta librería el lector se sumerge en la historia de la ciudad, se puede escuchar el diálogo entre cultura y sabiduría, se pueden interpretar los pensamientos culturales condensados en el contexto histórico, sentimientos ancestrales con un sabor poético.
Fuente: Traveler