Simplificando, el trabajo de traducción consiste en convertir un texto original (o fuente) en un nuevo texto equivalente en otro idioma, donde el contenido y el estilo mantienen la máxima fidelidad al texto original.
Pero, como suele suceder en todos los ámbitos, las cosas no siempre resultan tan sencillas. A menudo le demandamos al traductor que traduzca textos y mensajes que se dirigen a un público culturalmente muy diferente al público de origen y, en estos casos, la traducción clásica resulta insuficiente. Es aquí cuando recurrimos a la transcreación, término robado al mundo de la publicidad y la creatividad.
Con la transcreación lo que se obtiene es la reescritura completa de un texto en un idioma distinto teniendo en cuenta los matices socioculturales del idioma de partida. Este servicio se usa sobre todo en la traducción de eslóganes publicitarios y campañas de marketing ya que, con la mera traducción, no conseguiríamos hacer reaccionar al público de la misma forma que lo consigue el texto original.
Pero esta herramienta no solo se utiliza en el campo de la publicidad y del marketing, de hecho, la transcreación se utiliza cada vez más en el ámbito de la salud o de las finanzas. Un ensayo clínico, por ejemplo, puede simplificarse para que llegue a otros países, o la documentación relativa a un producto puede adaptarse a otros idiomas o mercados.
Un traductor que hace uso de la transcreación pone en valor no solo su experiencia técnica y lingüística, sino su profundo conocimiento de los matices del idioma al cual traduce.
Fuentes: http://www.academia.edu/3416414/_Qu%C3%A9_es_la_transcreaci%C3%B3n_