La traducción es una actividad comercial al servicio de los más diversos tipos de negocios. No importa cuál sea la finalidad: una película, el menú de un restaurante, una ponencia en una conferencia, las instrucciones de un cepillo de dientes… La conversión interlingüística es un fenómeno observable en todos los bienes y servicios propios de nuestra sociedad actual. Y es que, si algo nos ha enseñado esta industria, es que la mayor parte de los negocios contemplan estrategias de expansión empresarial o de localización cultural que pasan necesariamente por la aportación de servicios lingüísticos.
Sin duda, uno de los sectores que más se vale de esta actividad es el sector servicios, ya que necesita crear una conexión directa con los posibles clientes que genere un efecto de atención, que incite el deseo de compra y que forje una imagen de marca que permita darse a conocer a una escala mucho mayor y, por supuesto, perdurar en el ideario colectivo de los consumidores. Por este motivo, las empresas destinan una parte significativa de sus presupuestos al marketing y al copywriting para diseñar textos y campañas que despierten el interés del público objetivo y que aumenten al máximo las tasas de ventas para lograr buenos resultados de producción con una inversión de capital razonable. Por supuesto, estos esfuerzos comerciales también se perciben cuando la labor de fidelización y de generación de empatía se desea reproducir en mercados internacionales, donde serán los profesionales traductores los que deberán hacerse cargo de las estrategias de internacionalización y de adaptar todos los materiales textuales generados en una industria concreta a los mercados de destino, para lo cual será necesario poseer un dominio competente de las culturas destinatarias y de qué forma es la mejor para trasladarles la fuerza de una campaña original en una lengua de partida.
Estas actividades pueden observarse en un gran número de proveedores de bienes y servicios, en donde podríamos destacar el turismo (por ocio y placer, por negocios, con fines gastronómicos o de eventos específicos, etc.), la restauración o la industria del cine. Sin embargo, también vale la pena destacar una industria clave en la sociedad actual, con un alto índice de competencia y que cada vez depende más de la participación de los profesionales lingüísticos. En concreto, nos referimos a la industria del calzado. La industria del calzado se enmarca, como no podría ser de otra manera, en la industria de la moda, y hace referencia al conjunto de actividades que abarcan el diseño, la fabricación, la distribución y la comercialización de todo tipo de calzado para el pie. Por un lado, es innegable el gran componente estético que la industria del calzado recoge del ámbito de la moda, y es que este tipo de productos cubre un amplio espectro de finalidades, desde el uso cotidiano hasta los diseños únicos, de lujo y de colección pasando por una variedad de opciones para eventos específicos, como los zapatos de fiesta, los zapatos de baile y los zapatos deportivos. Pero, por otro lado, conviene tener en cuenta que, a diferencia de lo que venimos viendo en otro tipo de prendas también asociadas a la moda (como los vestidos, los trajes, los pantalones, etc.), los calzados tienen un componente adicional científico de estudio anatómico, pues los diseños de calzado tienen en cuenta la estructura del pie, el esfuerzo al que va a ser sometido, las necesidades específicas de las personas y el impacto a largo plazo de su uso. Como consecuencia, en esta industria podremos encontrar materiales que hagan referencia no solo a los aspectos comerciales del diseño y de la venta de calzado, sino también a sus características ergonómicas y a los estudios en los que se han basado los fabricantes para llevar a la práctica un calzado en concreto.
Sí, en la traducción de calzado hay que poseer un amplio dominio de una gran variedad de campos o, cuando menos, una gran habilidad para la documentación, puesto que los documentos que se generan en la industria del calzado son de lo más variopintos y pueden llegar a comprender una terminología y un uso de la lengua altamente especializados. Pero ¿cuáles son los tipos de textos más frecuentes en la industria del calzado?
En lo referente al cliente y a la información más atractiva que le llega, es preciso destacar en primer lugar el papel que desempeña en esta industria la publicidad, ya que el calzado suele estar asociado a imágenes de marca que necesitan crear una impresión específica en un tipo de consumidores concreto, aquel al que va dirigido. Por ello, cada vez es más habitual traducir páginas web, campañas de marketing, anuncios publicitarios, newsletters y correos promocionales que consigan captar la atención de los posibles consumidores y generar una posible interacción de compra al tiempo que se trabaja en la consolidación de una imagen de marca con un tono reconocible. Evidentemente, el propio producto también lleva aparejada una serie de documentos informativos, acreditativos y burocráticos que permiten autorizarlo como producto válido dentro del mercado de un país, exportarlo y dar a conocer sus características compositivas y de mantenimiento. Por ello, trabajar en la traducción de la industria del calzado es traducir diariamente etiquetas, descripciones de productos, y textos legales necesarios para consolidar una relación protegida entre todas las partes. Finalmente, como comentábamos, los consumidores de calzado cada vez son más exigentes y, por ello, quieren conocer las características ergonómicas de un producto y si este es una buena opción para la actividad que desean realizar con él (deporte, baile, negocios, día a día, etc.). En ocasiones, estos textos incluyen tecnicismos propios del ámbito científico-técnico y es necesario trabajar con profesionales que puedan reproducir correctamente este vocabulario en la lengua de destino, así como contar con especialistas que conozcan los giros y expresiones propias de los ámbitos en los que se va a enmarcar un calzado concreto.
Sin duda, la industria del calzado es un mercado lleno de potencial para el sector de la prestación de servicios lingüísticos, en el que, como siempre, hace falta contar con la colaboración y el asesoramiento de profesionales especializados que se ocupen de elaborar traducciones eficaces adaptadas a las necesidades del cliente.
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