La expresión «búsqueda activa» de empleo no es solo una colocación sobradamente enraizada en el lenguaje profesional, sino que constituye en sí misma una máxima incuestionable; y es que rara vez el trabajo llama a la puerta de uno; es preciso salir al mundo, comunicarse y hacerse un hueco en el mercado. En el ámbito de la prestación de servicios lingüísticos, parece existir una predisposición negativa, ya que muchas personas creen que las empresas no están interesadas en contratar a personal por falta de demanda o porque siempre va a haber un candidato más preparado. Estas ideas están particularmente presentes en el pensamiento de los egresados, que han acabado la formación superior y buscan incorporarse a alguna empresa en la que empezar a obtener experiencia. En muchas ocasiones, existe cierto descontento y frustración porque no reciben respuesta por parte de las compañías a las que escriben. Pero, ¿a qué se debe? Estos correos electrónicos que enviamos son una presentación inmediata y global de cada uno de nosotros como «producto», así que conviene tener en cuenta una serie de factores a la hora de redactarlos para causar una buena impresión y despertar el interés de los agentes de Recursos Humanos. Estos pueden agruparse en dos grandes grupos:
ESPECIFICIDAD
Como recomendación, conviene desestimar la estrategia de escribir un correo genérico y enviarlo a varias empresas al mismo tiempo. Esto denota una gran falta de interés y las empresas lo detectan al instante. Para tomar una solicitud de trabajo en serio, hay que demostrar que conocemos a cada empresa en concreto, que tenemos claras cuáles son sus necesidades, los servicios que presta y por qué parámetros se rige. Por ejemplo, ¿en qué campos de traducción se especializa?, ¿han publicado algún anuncio de proceso de contratación en curso?, ¿tienen reconocido el cumplimiento de alguna norma de certificación en la que encaje nuestro perfil?
Una vez tengamos respuesta para estas cuestiones, podremos pasar a la redacción. En primer lugar, está el asunto; se trata de lo primero que leerán los responsables de selección de personal, así que los asuntos imprecisos (p. ej., «trabajo», «traductor de francés», «CV para RR. HH.») tienen mayor probabilidad de acabar en la papelera. En su lugar, conviene escribir algo más revelador (p. ej. «Traductora autónoma, experta en localización de videojuegos EN-FR») que incite a leer el cuerpo del mensaje. A este también hay que prestarle mucha atención. Es preferible evitar formas de saludo impersonales (p. ej., «a quien corresponda» o «estimado señor o señora»). La presencia de las empresas de traducción en las redes es muy notable, y con un poco de investigación podremos averiguar quién es la persona responsable de las contrataciones y, en el caso de no lograr encontrarla, siempre podemos pedir más adelante que nos indiquen de quién se trata para futuras comunicaciones. A continuación, habría que dedicar unas líneas a exponer el motivo de nuestro mensaje: quiénes somos, a qué nos dedicamos, si nos interesa obtener experiencia inicial, cuáles son nuestros pares de lenguas, qué programas de traducción conocemos, etc. En este punto ya nos habremos presentado suficientemente y la persona responsable se habrá formado una idea más específica, así que podemos pasar a adjuntar el currículum y despedirnos, un apartado en el que sí que se aprecian más las fórmulas genéricas y formales, ya que denotan mayor profesionalidad. Asimismo, es obligatorio pasar el corrector ortográfico; no podemos escribir de manera incorrecta para un empleo en que la corrección ortográfica y estilística es fundamental.
DIFERENCIACIÓN
Como en todos los sectores, es cierto que en el de la prestación de servicios lingüísticos existe una marcada competencia, así que otra parte de nuestra estrategia debe ir enfocada a destacar. Por desgracia, esta es una categoría que se construye más en relación a lo que hay que evitar, más que a lo que hay que hacer. Para empezar, la dirección de correo electrónico desde la que escribimos debe parecer profesional o mantenerse en un perfil neutro; es mucho más aconsejable utilizar el nombre completo (p. ej., rodrigo_garciabermudez@gmail.com) que conservar alguna inventiva informal del pasado (p.ej., pikachulokillo93@gmail.com). Por otro lado, tampoco debemos desprestigiarnos. Si bien es mucho más eficaz expresarse en términos humildes y no pretenciosos, no hay que mostrarnos como profesionales inseguros y desesperados (p. j., «llevo tiempo sin trabajar», «tengo poca experiencia en un determinado ámbito», «no domino del todo este programa informático», «disculpen las molestias»). Todas las personas somos valiosas y menospreciarse puede tener un efecto negativo. Otro punto interesante es el de la foto, que es imprescindible en muchas culturas. No hay que confundirse, no se trata de resultar atractivo para tener más posibilidades de conseguir el puesto; una foto en la que nos mostremos aseados y demos una imagen de confianza y profesionalidad inspirará una respuesta más positiva. Por último, también podemos adjuntar nuestras redes sociales, para que nos conozcan a título más personal y así decantar la balanza a nuestro favor.
La búsqueda de empleo es un proceso cada vez más complejo. Por ello, conviene tomar conciencia de la situación en el sector, estudiar nuestro objetivo y resaltar el valor que representamos para un determinado puesto.