En los últimos años ha tomado gran importancia un nuevo concepto como es la inteligencia cultural, que se define como la capacidad de adaptarse y tener éxito en un entorno laboral donde se reúnen varias culturas. Dicho así parece evidente que la inteligencia cultural es, en efecto, un requisito para la internacionalización de nuestra empresa.
Cuando se habla de diferencias culturales no solo nos referimos a diferencias de tipo formales, como el saludo o el contacto visual. Se trata realmente de saber conectar a nivel emocional y de establecer relaciones de confianza con personas formadas y educadas en valores distintos a los nuestros. Una habilidad que, por supuesto, requiere entrenamiento.
¿Es importante invertir en la inteligencia cultural? La respuesta es sí. Entre otras razones, porque nos permitirá entrar en nuevos mercados minimizando riesgos de forma más rápida y, por tanto, tendremos mayores posibilidades de cerrar negocios internacionales. Ganaremos en confianza y seguridad, evitaremos fallos a la hora de desarrollar nuestras estrategias de comercialización y marketing (son famosos los estrepitosos errores al utilizar palabras malsonantes en el nombre de un artículo por no adaptarlo a cada cultura), lograremos un mejor rendimiento de los equipos multiculturales, reduciendo los tiempos de entrega y aumentando la calidad de los procesos, lo que influirá en el bienestar del grupo.
Es importante analizar e interpretar las culturas en las que queremos integrar o introducir nuestra empresa o servicios y, junto a la calidad del producto, el precio, el marketing, etc., conseguiremos que nuestra empresa sea capaz de operar con éxito en un país extranjero.
Fuente: ICEX; Real Instituto Elcano
Imagen: Nebrija