Este artículo es la segunda parte de una serie en la que hablamos con nuestros traductores sobre una cierta especialidad para analizar sus experiencias y compartir sus ideas sobre cómo redactar una patente de forma que se facilite la labor del traductor y se eviten futuros problemas en la presentación de la misma en otros países. La especialización de hoy: biología.
Marcas registradas
En muchas ocasiones nos encontramos con términos que dudamos si traducir o no. Es frecuente que en el texto original no aparezca el símbolo ® al lado de un nombre de marca registrada e incluso que no aparezcan mayúsculas para indicar que el término es un nombre propio. Teniendo en cuenta que en la traducción de patentes debemos ser muy escrupulosos y que nos encontramos con productos muy novedosos, en ocasiones lleva un tiempo considerable descubrir si se trata de un término que se debe traducir o no. Aunque la práctica habitual incluye buscar en bases de datos internacionales si se trata de una marca comercial, registrada o no, o ya se considera un nombre común, el redactor puede ayudar a agilizar la labor de traducción si emplea el símbolo correspondiente.
Siglas
El diccionario panhispánico de dudas recomienda traducir al español las siglas de instituciones internacionales (en el caso de la traducción al castellano, ONU, OMS, OTAN, etc.) excepto en caso de que estén muy establecidas en el idioma original (UNESCO, UNICEF, etc.) o estén delimitadas a un país o región concreta (CIA, IRA, etc.).
En biología se sigue básicamente el mismo criterio. Se utilizan las siglas en español (ADN, ARN) a no ser que las siglas en inglés ya estén muy difundidas (ACTH, NADH, NADP). Si se trata de siglas no muy conocidas, se puede poner entre paréntesis su significado [CBO (crisis bronquial obstructiva)] o los términos a los que corresponde en el idioma original [IGF (Insulin-like growth factor)].
Nombres comunes vs nombres científicos
En el caso de animales y plantas, de vez en cuando se usan únicamente los nombres comunes. Esta denominación no solo es difícil de traducir, sino que también puede crear confusión. Varía no solo según el idioma, sino también según el país. Por ejemplo, la planta que en España se llama Physalis en otros países se llama:
España, Brasil Physalis
México Tomate
Chile, Colombia Uchuva
Perú Aguaymanto
Venezuela Uchuva
Ecuador Uvilla
Guatemala Miltomate
Como se ve a partir de esta lista, hay mucha variación para el mismo nombre común, lo que dificulta la localización del texto. ¿Cuál se usa? ¿Y si el documento se va a usar en varios países? Se puede evitar esta confusión usando el nombre científico: Physalis peruviana, porque no varía según el país ni el idioma y, de esta manera, la traducción es más sencilla, rápida y precisa.
Fuente: Montero Traducciones
Imagen: Pinterest