ESPECIALIZARSE EN TRADUCCIÓN

En la industria de la prestación de servicios lingüísticos, existe una pregunta recurrente en relación con el perfil de un traductor y su proyección hacia el futuro. Esta cuestión se nos plantea individualmente desde antes de iniciar los estudios lingüísticos, nos ronda durante el periodo de formación y se impone como una auténtica duda profesional a lo largo de nuestra carrera como especialistas en la reproducción interlingüística: ¿Es necesario especializarse en el ámbito de la traducción? Las respuestas que se proponen son de lo más variadas y, de forma quizá algo previsible, depende de la situación en la que se encuentre la persona que intente justificar una posición u otra; seguramente el traductor especializado abogue por la especialización (lo hace, pues, con conocimiento de causa) y el traductor no especializado defienda la opción de adquirir unas determinadas competencias en varios campos de especialidad. Sin embargo, lo cierto es que, para plantearnos si esto es necesario, conviene analizar primero qué esperamos de un traductor, y contemplar después si la especialización garantiza total o parcialmente estos parámetros.

Evidentemente, el fin último de un profesional de la prestación de servicios lingüísticos es proporcionar una traducción de calidad, que se adecue a las circunstancias comunicativas de destino y que produzca en la audiencia de destino una respuesta igual que la que produjo en origen. Si bien una gran parte de esta garantía de calidad se consigue mediante procesos de comprobación a posteriori (os recomendamos leer nuestro artículo sobre consistencia y nuestro artículo sobre revisiones), un porcentaje significativo de un mayor grado de comprensión e interpretación del material de origen viene determinado por las competencias que dicho traductor tenga a la hora de trabajar con un texto de especialidad. Esto se puede conseguir legítimamente de dos formas. La primera consiste, efectivamente, en especializarse en uno o más campos de especialidad. Aquí existen dos perfiles, el de los expertos en una materia que se especializan en traducción (en ocasiones denominados «consultores») y el de los expertos lingüísticos que se forman para traducir textos de especialidad; no se trata de hacer una carrera entera, sino de entender el funcionamiento interno de un ámbito concreto. Esta opción permite tener un mayor control inicial de la materia, un conocimiento más exhaustivo del tipo de documentos que se circunscriben en ella y, por supuesto, llamar la atención de clientes que buscan perfiles concretos. Sucede algo semejante a la hora de ofertarse como un traductor de un par de idiomas más o menos frecuente. Especializarse hace que un traductor se convierta en un perfil más «único» dentro de un ámbito, pero a la vez es cerrarse otras puertas tras la que puede existir mucha demanda. Por otro lado, la segunda forma de acercarse a esta cuestión consiste en no especializarse, y acercarse a la realización de traducciones especializadas mejorando nuestras capacidades de documentación e investigación. En efecto, un traductor hace consultas constantemente en diversos recursos divulgativos; seguramente el traductor especializado también tenga que hacerlo y, al desarrollar esta competencia investigadora en varias ramas de especialidad, este tipo de traductor irá ganando confianza e imprimiendo mayor calidad en una gran cantidad de ámbitos de especialidad. Esto se debe a que, aunque en un principio no tenga conocimientos específicos, desarrollará la habilidad de buscar información, comparar y sacar conclusiones que le permitan reproducir un contenido con la máxima adecuación. Y es que, en definitiva, con independencia del camino que escojamos, la traducción está muy relacionada con una continua formación. Cómo decidamos alcanzarla a veces no es la pregunta más importante.

Aunque la idea general exprese que la especialización es el parámetro que más valoran los clientes, lo cierto es que aquellos que más se preocupan por la calidad final y a largo plazo de una traducción suelen prestar atención a más parámetros, como la marca personal de un traductor, su capacidad de trabajar con herramientas de traducción y control de calidad y la profesionalidad que se desprenda durante toda la interacción comercial.

No obstante, hay que tener presente que el hecho de ser traductor no nos confiere la capacidad de traducir libremente cualquier tipo de texto con la esperanza de ir adquiriendo una competencia más profesional. Cuando acabamos un programa formativo y nos lanzamos a trabajar en esta industria, somos algo parecido a un lienzo en blanco. Los proyectos en los que vayamos participando nos irán enseñando en el ámbito práctico y nos educarán en ciertas ramas del conocimiento. Por supuesto, durante esa travesía, lo más importante es no recorrerla en solitario; la ayuda de otros profesionales, como los revisores y los correctores, es trascendental a la hora de aprender a desenvolvernos en una especialidad concreta; de la misma manera que un experto en la materia que se aventure en el maravilloso mundo de la traducción tendrá que aprender todos los mecanismos internos de esta profesión que exceden al propio conocimiento de una disciplina. Asimismo, como comentábamos, la traducción es una profesión muy dinámica, así que tampoco hay que tener miedo a probar cosas nuevas. Si una especialización deja de parecernos acertada, siempre podremos continuar ampliando horizontes para convertirnos en profesionales más polifacéticos. En el trascurso, es recomendable hacer publicidad de uno mismo con las habilidades que realmente poseemos, ya que autoproclamarse «traductor de todos los saberes» suele hacer sospechar a las agencias de traducción y a los potenciales clientes. El objetivo último de la especialización o de no especializarse, pero formarse progresivamente, consiste en asegurar que podemos garantizar de forma consciente que somos capaces de realizar una traducción de calidad y competente.

Ahora bien, ¿cómo escoger una especialización? Próximamente, exploraremos esta cuestión tan decisiva para muchos traductores noveles o para profesionales con el deseo de obtener un conocimiento profundo en un área de especialidad.

Para este artículo, hemos consultado los siguientes recursos:

https://translatorthoughts.com/2013/04/specialised-translators/

https://www.lematraductores.com/blog/soy-traductor-especializacion/

 

Ref. de la imagen: https://www.tumgir.com/tag/metamodern

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