ESPECIALIZARSE EN TRADUCCIÓN II

Recientemente hablábamos en este artículo sobre la importancia y la conveniencia de especializarse en un área de especialidad para obtener ciertas ventajas en la industria de la traducción. Si bien destacamos que, en efecto, existen ambos perfiles de profesionales (los que deciden dedicarse a un campo específico y los que deciden prestar servicios lingüísticos en una variedad mayor de temáticas), también concluíamos que mantener un proceso constante de aprendizaje y trabajar en nuestras habilidades de documentación eran determinantes a la hora de establecer nuestro potencial. Por ello, es indudable que, en algún punto de nuestra carrera, nos interesaremos por adquirir una mayor competencia en una o varias disciplinas, con el objetivo de diferenciarnos del resto o, simplemente, de ganar seguridad a la hora de realizar traducciones y entender mejor el contexto intelectual en el que estas se enmarcan. Como tal es habitual que los estudiantes de traducción y los traductores noveles se pregunten frecuentemente sobre este asunto, aunque, claro está, es una cuestión que cualquier profesional puede hacerse en cualquier momento de su trayectoria en el sector de la prestación de servicios lingüísticos. Ahora bien, ¿en qué basar nuestra decisión?

Por supuesto, huelga decir que no se trata de una decisión definitiva que vaya a marcar la dirección de nuestra andadura profesional para siempre. Llegado el momento, siempre podremos interesarnos por otra especialidad, distanciarnos de esta o compaginar varias. La idea fundamental es que los traductores tienen que estar continuamente buscando adquirir nuevos conocimientos y estando al día de los avances dentro de una disciplina y de cómo afectan estos a los materiales que precisan traducción.

Cabe destacar, hay que tener presente que dicha formación en áreas temáticas la podemos obtener antes, durante y después de nuestra relación con la traductología. Y es que, dependiendo de nuestros intereses, es posible que tomemos el camino de estudiar un campo en concreto (medicina, leyes, marketing) y que sea después de obtener un conocimiento profundo cuando comencemos a prepararnos como mediadores interlingüísticos. Por el contrario, otra parte empieza a formarse en el ámbito de la traducción y, seguidamente, decide que quiere especializarse en una rama específica, con especial atención a factores traductológicos de un área entre un par de idiomas. Sin embargo, hay otros factores que deberíamos tener en cuenta mucho antes de decidir consagrarnos al estudio profundo de una especialidad.

En primer lugar, un traductor debería tener presente qué es lo que despierta su interés. La especialización requiere una gran inversión de tiempo en preparación, dedicación y, en ocasiones, frustración. Por ello, es beneficioso hacer un análisis de aquellas áreas temáticas que nos apasiones y con las que disfrutemos más aprendiendo. De este modo, garantizaremos que el proceso de formación sea mucho más ameno y, en definitiva, trabajaremos más a gusto sintiendo que hemos relacionado deber y placer, así que afrontaremos cualquier contratiempo con mucha mejor predisposición. Seguidamente, un aspecto esencial a la hora de decidir sobre este asunto es tomar consciencia de qué se nos da bien y en qué áreas destacamos. Sí, es posible que sintamos que la traducción jurídica nos colmaría de dicha, pero, en la práctica, carecemos de las habilidades que requiere este tipo de servicio. Por el contrario, tenemos una gran facilidad para las tareas imaginativas que requieren una interpretación personal y adaptación de contenido. ¿No valdría la pena entonces dirigir nuestros esfuerzos a adentrarnos en la traducción publicitaria? Conocer nuestros puntos fuertes es un enfoque inteligente y cuyos resultados se evidencian más rápidamente. Asimismo, podemos afrontar esta duda desde un punto de vista más analítico e investigar qué sectores de especialidad demandan más traducciones. De esta manera, podremos elegir especializarnos en un ámbito en el que haya un gran volumen de trabajo y en el que estemos accediendo constantemente a distintos tipos de textos. Aquí conviene dejar claro que la especialidad por sectores dista mucho de la clásica división en traducción médica, técnica, jurídica y literaria. En la actualidad, existe un amplio abanico de mercados específicos que precisan de adaptaciones interlingüísticas y que se nutren de una o más de las opciones clásicas, si bien no cuentan con las suyas propias: localización de sitios web, localizaciones de aplicaciones para móvil, localización de videojuegos, localización de redes sociales, exportación de marcas comerciales a mercados extranjeros, transcreación, etc. La lista es interminable y se hace más extensa a cada día. Aquí lo más importante es seleccionar unas cuantas opciones y empezar a investigar a fondo. Así, iremos creando unas bases sólidas para cuando nos adentremos más adelante en proyectos de traducción. En línea con lo anterior, muchos profesionales deciden ser algo más prácticos y toman este tipo de decisiones en función de la especialidad que les vaya a reportar mayor beneficio económico. Y es que, no nos engañemos, la traducción es otra actividad laboral y las personas que se dedican a ella tienen que ganarse la vida. ¿Por qué no escoger una especialidad que sepamos que se pague mejor? Esta es una cuestión relativa, porque dentro de una misma especialidad el cobro de un proyecto puede aumentar o disminuir según múltiples variantes; así que, aunque se tenga en cuenta, hay que tener en mente que nuestros cálculos sobre retribuciones pueden no ajustarse a la realidad o bien cambiar de forma imprevista. Por último, creemos que merece la pena subrayar la importancia de escoger una especialidad con la que sintamos que estamos contribuyendo, que nos haga sentirnos valorados y que estamos aportando a golpe de tecla. Si logramos encontrar un equilibrio entre todas estas variantes, lo más seguro es que vayamos en una dirección acertada.

En el camino, no deberemos olvidar la importancia de relacionarnos con traductores con más experiencia que nosotros, para poder aprender de la sabiduría que llevan recopilando a lo largo de su carrera. Al fin y al cabo, la de la traducción es una comunidad interdisciplinar en la que, día a día, todos aprendemos de todos.

 

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