Las profesiones tienen un indiscutible sentido comercial que busca satisfacer la inherente necesidad del ser humano de acceder a bienes y servicios que no puede procurarse individualmente. Esto es lo que, en última instancia, explica la ley de la oferta y la demanda, que nos explica que las partes comerciantes ponen a disposición de las personas y empresas uno o más productos materiales o inmateriales porque dichas personas y empresas tienen una necesidad de los mismos, de modo que las partes comerciantes los ofrecen a cambio de un beneficio, que en los últimos tiempos se entiende como meramente económico, si bien pueden intercambiarse por otros beneficios, como la publicidad, la promoción o la cancelación de deudas anteriores. Curiosamente, en la actualidad vivimos una nueva era de la comercialización que también contempla que, en lugar de satisfacer las partes comerciantes las necesidades de las personas y empresas, sean las mismas partes comerciantes las que generen a las personas y empresas nuevas necesidades que sientan la necesidad de satisfacer. A esto ha contribuido enormemente el marketing y las estrategias de venta, que han ganado en eficacia en cuanto a su «agresividad» subrepticia. Todo ello nos da a entender que vivimos en una sociedad en la que sus miembros adquieren conocimientos específicos para poder ejercer profesiones que perpetúen este ciclo comercial infinito de oferta y demanda. Esto ocurre tanto con los comerciantes de productos al uso como con otras profesiones, como los profesores o los profesionales que cumplen una función para la sociedad retribuida directamente por el Estado, como los servicios de emergencia y los servicios de limpieza. Este es uno de los motores fundamentales de la sociedad actual y explica cómo nos relacionamos entre las distintas personas con nuestras distintas funciones.
Sin embargo, cada vez somos más conscientes de que nuestros conocimientos no solo nos habilitan como profesionales para formar parte de los distintos mercados, sino que también nos permiten compartir nuestras habilidades con los demás para ayudar en situaciones determinadas. Por supuesto, esta afirmación suscita muchas preguntas: ¿Cuáles son esas habilidades? ¿Quiénes son los demás? ¿Cuáles son esas situaciones determinadas? En un mundo en el que el conocimiento profesional parece intercambiarse siempre por un beneficio económico, parece imposible encontrar contextos en los que podamos una ayuda profesional sin beneficio aparente, pero ahí es donde entra la ayuda humanitaria.
La ayuda humanitaria es un concepto que surge como consecuencia de situaciones de vulnerabilidad que deja desprotegido a un conjunto de personas, entendido como comunidad, como colectivo, como país, etc. Estas situaciones de vulnerabilidad son de lo más diversas y pueden abarcar desde conflictos bélicos, escasez de alimentos, falta de acceso al agua y a medios de saneamiento o discriminación sin protección por parte de los organismos gubernamentales. Desafortunadamente, en muchos lugares hay personas en situación de desventaja que no tienen acceso a todos los productos y servicios necesarios. Gracias a la concienciación que se ha hecho en materia de ayuda humanitaria, cada vez son más las personas comprometidas que quieren aportar para mitigar el impacto de estas situaciones para dichas personas. En un primer lugar, cabría pensar que la ayuda humanitaria consiste únicamente en el aporte de dinero a distintas causas, por ejemplo, para combatir el hambre, proporcionar asistencia sanitaria o crear instituciones educativas para la alfabetización. Esta es una parte muy importante de la ayuda humanitaria, pero no la única. Muchas personas deciden utilizar sus conocimientos y habilidades para proporcionar bienes y servicios directamente ante situaciones determinadas. Y, como no podía ser de otra manera, el sector de la traducción tiene la posibilidad de contribuir enormemente en este sentido.
La traducción humanitaria hace referencia a la prestación de servicios lingüísticos sin obtener un beneficio económico a cambio y, en definitiva, ningún beneficio en general, puesto que se realizan de forma altruista para brindar ayuda a personas que necesitan mediación interlingüística pero que no tienen los medios para poder obtenerla.
En esta línea, podemos destacar el enorme impacto de los movimientos migratorios, que consisten en el desplazamiento de personas que salen de su país en dirección a otro. Estos desplazamientos pueden estar motivados por varias causas, pero las más habituales, en el contexto de las crisis humanitarias, son la huida de regímenes autoritarios, la huida frente a una persecución por motivos ideológicos o la huida de territorios en guerra. Todos esto ponen de manifiesto una situación de urgencia en la que no siempre se puede migrar hacia un nuevo territorio donde se hable el mismo idioma, por lo que, en muchas ocasiones, los migrantes son recibidos en países donde no pueden comunicarse debido a la barrera lingüística, lo que les sitúa en una posición de desventaja.
Los gobiernos, que están al corriente de esta situación, se encargan de proporcionar los servicios lingüísticos necesarios sin coste alguno para los migrantes. Estos servicios incluyen el servicio de interpretación para poder abrir canales de comunicación, la traducción de documentos oficiales e incluso la interpretación en procesos judiciales. Esto evidencia el compromiso y la sensibilización de los gobiernos para con las situaciones de vulnerabilidad de los migrantes, que cada vez son más habituales y más acuciantes.
Desde el punto de vista individual, también son muchos los traductores que deciden poner sus conocimientos al servicio de una buena causa. Así, ha aumentado el número de organizaciones que crean directorios de traductores voluntarios dispuestos a prestar servicios lingüísticos a personas en necesidad, optimizando la gestión de los procesos y haciendo un poco más fácil la vida de las personas que sufren situaciones de conflicto. Por supuesto, no podemos dejar de hacer hincapié en que la traducción humanitaria no está exenta de las mismas necesidades de calidad que una traducción comercial, por lo que abogamos por la traducción humanitaria por parte de profesionales comprometidos con garantizar los niveles necesarios de precisión y calidad.
Ref. de la imagen: https://www.urbanleague.ca/new-blog/2020/5/18/mutual-aid-asking-is-as-important-as-giving