La industria de la traducción abarca un sinfín de materiales textuales que precisan traducción, tanto a través del canal oral como del canal escrito, lo cual ha derivado en la necesidad de hacer una distinción más precisa entre ambos, llamándose «interpretación» al primer tipo y «traducción» al segundo. Lo que sí comparten ambas vertientes de la traducción es que, dentro de cada una, se enmarca una gran variedad de modalidades correspondientes a lo que hoy por hoy podríamos llamar tipos de traducción. Por un lado, en la interpretación, existen tres tipos principales y sobradamente consolidados: la interpretación simultánea, la interpretación consecutiva y la interpretación bilateral o de enlace, entre otras. Por el otro, están las modalidades de traducción. Pero hay que tener cuidado para no confundir las modalidades con los ámbitos de especialización, como el jurídico, el tecnológico o el sanitario. Las modalidades de traducción tienen que ver mucho con el medio de transmisión final, sobre todo si emplea un soporte concreto. En estos casos, la traducción como mero ejercicio de conversión interlingüística no será suficiente, sino que deberemos tener en cuenta otra serie de factores y estar familiarizados con programas y recursos específicos. Este es el caso de la traducción de subtítulos y, por ello, en el artículo de hoy vamos a hablar acerca de en qué consiste esta modalidad de traducción, cuáles son sus características principales y cuál es el perfil del traductor más adecuado.
La traducción de subtítulos es la localización de contenido textual para su empleo como recurso visual a la hora de acercar a una audiencia un discurso en lengua extranjera, el cual se reproduce de forma simultánea a la proyección de los mismos. Esta definición es importante porque existe la creencia generalizada de que los subtítulos solo se usan en películas y series, pero lo cierto es que en el ámbito de los negocios y de la empresa también desempeñan un papel fundamental, porque suelen ser una modalidad de traducción muy habitual, por ejemplo, para la localización de videotutoriales, webinarios, entrevistas a miembros de las organizaciones, demostraciones de productos o servicios, vídeos de formaciones virtuales, etc.). De hecho, su importancia es tal que la traducción de subtítulos representa casi el 10 % del mercado de la prestación de servicios lingüísticos a nivel mundial. Esto se debe a que el formato de vídeo se ha convertido en una herramienta esencial dentro de las diferentes industrias. Aquí os dejamos algunas cifras: el 86 % de los negocios utiliza los vídeos como herramienta de marketing, más del 50 % de los consumidores prefieren ver vídeos de sus marcas favoritas (no imágenes estáticas), el 82 % del tráfico internacional de Internet corresponde a los servicios de streaming o de descargas, el 85 % de los vídeos de las redes sociales se ven en silencio (solo leyendo los subtítulos), el 95 % de un mensaje se recuerda mejor si se ha transmitido en formato audiovisual (en los textos escritos el porcentaje es de tan solo el 10 %), el 88 % del tiempo en Internet lo dedicamos a visualizar vídeos. Un gran nicho de mercado, ¿verdad?
Sin embargo, no es una modalidad de traducción que se pueda tomar a la ligera. Esto se debe a que la traducción de subtítulos no es exactamente igual a la traducción de documentos que solemos relacionar con la traducción ordinaria, con independencia de que esta se realice o no con herramientas de traducción asistida. Entonces, ¿en qué se diferencian?
A la hora de traducir subtítulos, hay que tener en cuenta que estos textos forman parte de un todo más grande. Estos se corresponden normalmente con una pista de audio, apareciendo de forma simultánea con esta. De este modo, es de suponer que en algún punto del proceso se deben usar herramientas específicas con archivos en formatos específicos. Por este motivo, el traductor debe conocer los programas informáticos de trabajo más usados o bien contar con un profesional en el flujo de gestión de un proyecto de traducción que se encargue de preparar este contenido (normalmente segmentado por marcas de tiempo) en un formato con el que el traductor pueda trabajar. En este sentido, puede haber agencias de traducción que se encarguen de varias partes del proceso, como transcribir el audio, segmentar por tiempo el texto para generar los subtítulos de origen y hacer las conversiones de formato necesarias para sus traductores.
Asimismo, los subtítulos se pueden entender también como una serie de caracteres que se muestran en fila en una pantalla. Este aspecto es importante porque, como comentábamos, la pantalla tiene un espacio reducido y el texto tiene que aparecer de forma que no interfiera con la imagen y, a la vez, permita a los espectadores leer su contenido en un tiempo razonable. Por ello, cada proyecto de traducción de subtítulos suele tomar como punto de referencia común mostrar solo dos líneas de subtítulos a la vez y convenir un número de caracteres máximos por línea, con el fin de facilitar la lectura. Una pequeña regla general es que cada segundo corresponde a entre 12 y 15 caracteres.
Pero, entonces, ¿cuál es exactamente el perfil de un buen traductor de subtítulos? Por supuesto, a cualquier traductor de subtítulos se le suponen unas competencias lingüísticas adecuadas para realizar traducciones, pero, además, debe tener la capacidad de adaptar los textos para que cumplan los requisitos de esta modalidad de traducción, los cuales deben conocer a la perfección. Asimismo, deben saber discernir qué elementos textuales son importantes y aportan información y qué elementos textuales sobran, como cuando se utilizan muletillas que únicamente funcionan como apoyo al discurso oral. Por este motivo, en la traducción de subtítulos hay que ser creativo, priorizar e interpretar, siempre respetando el grado de literalidad que exija el área en los que se enmarquen, ya que no son lo mismo los subtítulos de una película de comedia que los subtítulos para una formación técnica a los empleados de una empresa.
Gracias a la era de la digitalización, la traducción se está abriendo camino en nuevos canales de transmisión y, a medida que vayan surgiendo, deberemos confiar los procesos de localización en profesionales que entiendan su esencia y sean capaz de reproducirla cumpliendo altos estándares de calidad.
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