La industria de la prestación de servicios lingüísticos se dedica a localizar contenidos, tanto orales como escritos, a distintas lenguas a partir de una lengua de partida. Como sabemos, esos contenidos pueden enmarcarse en una gran variedad de tipologías, según atendamos al campo del conocimiento que abarcan (medicina, derecho, tecnología, etc.), al medio en el que se distribuyen (audiovisual, textual, gestual, etc.) o incluso a los fines que se pretenden alcanzar (la divulgación, la creación de opinión, la sugestión, etc.). En este sentido, podemos afirmar que los traductores, a lo largo de su trayectoria profesional, trabajan con todo tipo de materiales, los cuales los distintos clientes utilizan para poder operar sus negocios a nivel internacional o bien para hacer llegar los bienes y servicios que comercializan a todas las partes del mundo de forma localizada, de modo que el público destinatario los reciba y los asimile con mucha mayor naturalidad y facilidad que si tuvieran que interaccionar con una lengua no hablada o con una cultura no conocida. En efecto, el papel que desempeñan los profesionales de la traducción es esencial para entender las relaciones comerciales que existen a día de hoy. De hecho, la participación de estos perfiles expertos en comunicación intercultural se considera tan relevante para el éxito de las organizaciones que cada vez es más frecuente ver cómo estas deciden incorporar a su plantilla traductores especializados que se encarguen de localizar los contenidos que producen de forma interna. Esto no solo plantea la posibilidad de lograr un ahorro en los costes, sino que además ofrece ciertas garantías en materia de seguridad. Pero, ¿a qué nos referimos?
Como comentábamos, las organizaciones suelen generar distintos tipos de materiales necesarios para el correcto funcionamiento de su negocio y, en ocasiones, deben presentar estos materiales ante terceros que no dominan el idioma en el que fueron producidos dichos materiales. Por ello, estas organizaciones tienen la necesidad de acudir a proveedores de servicios lingüísticos, ya sean agencias de traducción o profesionales autónomos, para localizar dichos materiales y ponerlos a circular en el sistema corporativo. El caso es que, en ocasiones, estos materiales son documentos que contienen información sensible sobre la organización que los genera. Pensemos, por ejemplo, en los contratos que regulan la relación empresarial entre dos o más partes, las bases de datos con información sobre cuentas, nóminas y trabajadores o el contenido de informes redactados para proyectos con carácter privado. En todos ellos figuran datos sensibles que bajo ningún concepto pueden desvelarse públicamente y sin criterio, ya que la utilización de datos no regulada y sin el consentimiento de las partes implicadas constituye un delito grave. En el artículo El RGPD en el sector de la traducción, damos más información acerca de lo importante que es respetar dicha normativa. Asimismo, pensemos en la situación tan delicada en la que pondríamos a los clientes y al futuro de sus proyectos si, por un error en el tratamiento de la información confidencial, el contenido de su trabajo trascendiese al dominio público. En algunos casos, estaríamos tirando por tierra el trabajo de mucho tiempo y, en otros más alarmistas, podríamos propiciar una pérdida de dinero. Pero, ¿de dónde proceden estas amenazas a la seguridad de los datos sensibles durante el desempeño de la actividad propia del sector de la prestación de servicios lingüísticos?
Lo cierto es que existen numerosas etapas en los procesos de traducción que pueden suponer un riesgo para la confidencialidad de los datos de un material en traducción. Para empezar, se encuentra la correspondencia de mensajes entre el cliente y el contacto de la agencia de traductor. Por supuesto, aquí es preciso hacer un tratamiento de ciertos datos identificativos para poder registrar al cliente en el sistema, pero en ocasiones también es preciso adjuntar el material que se debe traducir (por ejemplo, un certificado escaneado, un contrato en PDF, una tabla de Excel con datos financieros, etc.). Si no contamos con un protocolo adecuado, podríamos estar exponiendo esos materiales a ciberataques e intentos de apropiación indebida. Asimismo, durante el proceso de traducción, debemos tener en cuenta que algunas estrategias no son adecuadas para los encargos más confidenciales, como es el caso de la traducción automática. Si cargamos el texto en un motor de traducción automática, podríamos estar cargando ese texto de naturaleza confidencial en un servidor público que sirviera para generar resultados de traducción automática en el futuro, por lo que la información, de algún modo, se estaría haciendo pública para terceros no destinatarios. En esta misma línea, también es desaconsejable introducir el texto de estos materiales en herramientas de traducción asistida que funcionen con conexión a Internet, ya que de este modo les estamos dando una ventana de actuación a los ciberdelincuentes que se dedican a obtener información de forma fraudulenta.
Por este motivo, en la industria de la traducción se hizo preciso incorporar un recurso que crease un compromiso entre el cliente y el proveedor de servicios lingüísticos en cuanto a la protección de los datos sensibles y la información confidencial contenidos en los materiales en traducción, así como a su no divulgación. En este contexto, nació el «acuerdo de no divulgación» o «NDA», del inglés, non-disclosure agreement.
El acuerdo de no divulgación es un contrato mediante el cual el proveedor de servicios lingüísticos se compromete a hacer un uso responsable de los materiales y la información que comparta el cliente, es decir, con fines de traducción, de modo que dicho proveedor asume algún tipo de responsabilidad en caso de que se evidencie una fuga de seguridad por su parte. De este modo, el cliente tiene una garantía de seguridad sólida de que el proveedor va a actuar con precaución y va a poner todos los medios a su alcance para no comprometer la confidencialidad de un proyecto determinado. En Ciberseguridad en el sector de la traducción, hablamos más detalladamente de estas medidas.
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