En cada cultura nos hacen gracia cosas distintas. Descubre una serie de estrategias de traducción para conectar con tu público internacional sacándole una sonrisa.
El 28 de diciembre, en España se celebran los Santos Inocentes. Al igual que el April Fools’ Day que tiene lugar en otros países, se trata de un día donde los amigos y la familia se gastan bromas los unos a los otros para pasárselo bien.
Normalmente, se dice que el humor es un idioma universal que une a las personas. Sin embargo, la realidad es que el humor no es el mismo en todas las partes del mundo.
Cuando algo nos hace gracia es porque apela a nuestra herencia cultural y a nuestros conocimientos lingüísticos. Por este motivo, el humor de una cultura no tiene el mismo efecto en otra distinta, de ahí que muchos chistes no se entiendan fuera de sus fronteras culturales.
En este post, analizaremos el humor en situaciones interculturales. Además, te daremos algunos consejos para que aprendas a manejarte bien con él y no acabes metiendo la pata o dando lugar a un malentendido cultural.
El humor en la cultura occidental frente a la cultura oriental
En la cultura oriental, ser una persona graciosa se considera una cualidad positiva; ayuda a proyectar una imagen carismática y de confianza, pero en la cultura oriental no funciona así. Por ejemplo, en China las personas prefieren no hacer manifestaciones públicas de humor,
mientras que en Occidente el humor se utiliza como recurso para romper el hielo, quitar hierro o disfrazar emociones. Así que sí, en Oriente se interpreta de otra forma muy distinta. El humor puede demostrar una falta de profesionalidad en el trabajo.
Lo mismo pasa con la ironía y el sarcasmo, que en muchos países orientales se consideran algo exclusivamente occidental. Se trata de un estilo de comunicación profundamente basado en la necesidad de guardar las formas y mantener una harmonía. Sabiendo esto, no es ningún misterio que en Asia no utilicen este tipo de recursos.
La naturaleza del humor y la risa en cada país
Es posible que el humor sea un idioma universal, pero la manera en que lo expresamos y valoramos depende de cuestiones culturales, como nuestras creencias, nuestros valores y nuestros usos y costumbres.
Ahora vamos a analizar tres culturas diferentes, dos de las cuales comparten idioma:
- Japón
En este país, el humor se reserva para el ámbito de la familia y las amistades. Está mal visto usarlo con personas extranjeras. Además, como se trata de un país en el que tienen un gran sentido de la jerarquía, el humor no es bien recibido en situaciones formales o entre distintas clases sociales.
Entonces, ¿cómo funciona el humor en Japón? Pues es un humor inocente e inofensivo. Los japoneses rara vez hacen humor a costa de los demás. Y, por descontado, no tocan temas tabúes ni hacen chistes vulgares o subidos de tono.
- Estados Unidos
El humor estadounidense es más individualista. Piensa en los monólogos, que son un espectáculo de humor donde se comparten experiencias personales y se cuestionan los usos y costumbres como sociedad.
Aquí lo más habitual es recurrir a la exageración o compartir todo tipo de ocurrencias divertidas. Es un humor que vive por el espectáculo y que lo magnifica todo. Recuerda a figuras tan icónicas como los hermanos Marx o Woody Allen.
- Reino Unido
El humor británico está relacionado con el ingenio. Se busca hacer reír a través de la ironía y la agudeza. ¿Recuerdas a Benny Hill y a Mr. Bean?
Pero, mira por dónde: a pesar de esta imagen tan correcta y estirada, los británicos también disfrutan del humor más tonto.
Estudios interculturales sobre el humor
En 2001, el psicólogo Richard Wiseman realizó una investigación sobre el humor entre los distintos países. En su proyecto «LaughLab» se propuso encontrar el chiste más gracioso del mundo. Más de 350 000 personas de 70 países evaluaron un total de 40 000 chistes.
Estas fueron algunas de las conclusiones:
- En Francia, Dinamarca y Bélgica, prefieren el humor surrealista y los chistes sobre temas incómodos (p. ej., la muerte o las enfermedades).
- En Irlanda, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda se inclinan por los chistes que incluyen juegos de palabras ingeniosos.
- En Estados Unidos y Canadá gustan los chistes que desprenden cierto aire de superioridad, a menudo ridiculizando a los personajes.
¿Reproducir el humor en otro idioma?
El humor se basa en diversos aspectos lingüísticos y culturales para lograr su propósito: hacer reír. Por ello, cuando contamos un chiste en otro idioma, es posible que te encuentres con:
- Juegos de palabras y dobles sentidos
Empecemos por definir estos dos conceptos:
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- Los dobles sentidos son un tipo de juego de palabras en el que se utilizan palabras que suenan igual o parecido, pero que tienen significados distintos.
- Los juegos de palabras engloban todo tipo de recursos verbales ingeniosos basados en la ambigüedad. Algunos ejemplos son los recursos retóricos, donde se enmarcan las metáforas, los neologismos y las aliteraciones.
Dada la naturaleza de los juegos de palabras, cualquier equivalencia en otro idioma es mera coincidencia. La mejor opción para traducir este tipo de humor es pensar en palabras similares en la lengua de destino que puedan combinarse de una forma igualmente ingeniosa.
Empieza por identificar los recursos empleados en el texto original: si es un doble sentido, una metáfora, una rima, etc. Entender la estructura interna de un chiste es el primer paso para concebir un nuevo chiste en un idioma diferente.
- Referencias culturales
Cuando la gracia se encuentra en un aspecto propio de una cultura concreta (p. ej., un político), lo más probable es que no genere el mismo humor en otra cultura.
Mantener el chiste con la esperanza de que la audiencia lo pille no es el enfoque correcto. Si crees que no va a tener una buena acogida o que no se va a entender, puedes omitirlo.
Y aquí tienes la tercera opción: sustituir la referencia cultural por una referencia de la cultura de destino que transmita una idea semejante. Para producir el mismo efecto humorístico:
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- Identifica la esencia del chiste (p. ej., pregúntate dónde está la gracia).
- Encuentra un equivalente que tenga el mismo efecto en tu audiencia.
Cómo traducir el humor
Básicamente, tienes dos opciones:
- Mantener una traducción literal, palabra por palabra
Puedes explicar el chiste añadiendo una explicación o una nota al pie (p. ej., en un libro de no ficción). Sin embargo, ten presente que así no transmitirás el humor implícito. Únicamente habrás propuesto una explicación plana de por qué es gracioso en la lengua original.
Como dijo el escritor estadounidense E.B. White: «El humor puede someterse a disección, pero muere en el proceso, y sus interioridades espantan a la mente».
- Transcrear el chiste.
Dicho de otro modo, adaptar el chiste para que sea gracioso en el idioma de destino y cale en la cultura a la que está dirigido. Para ello, hace falta cambiar las palabras para garantizar que se están transmitiendo el significado y el estilo originales.
El humor está presente en nuestro día a día. En el trabajo, es una buena forma de conectar con los clientes y afianzar las relaciones. Nuestros lingüistas especializados te ayudarán a encontrar una divertida forma de romper el hielo para que consigas crear un ambiente de complicidad que garantice el éxito de tus reuniones comerciales.