La observación de los astros, las tiradas de cartas, las lecturas en posos de café y las excursiones cartográficas por las palmas de las manos son tan solo unas de las muchas formas en las que los seres humanos han tratado de descifrar los secretos del porvenir y ganarle la carrera al paso natural del tiempo. En parte, ello se debe a una necesidad innata de adelantarnos a los acontecimientos, bien por la curiosidad de saber qué nos depara el destino o bien por tener la oportunidad de conocerlo de antemano para poder decidir sobre nuestras próximas acciones. Antaño, en la prehistoria, el ser humano deseaba averiguar si la cosecha de la temporada iba a ser próspera; en el medievo, los reyes querían tener la confianza de que iban a salir victoriosos de una guerra o incluso de que su linaje pudiera continuar extendiéndose de la mano de un hijo varón. Si bien es cierto que en épocas más modernas el mundo de lo esotérico fue dando paso al mundo de la ciencia y el raciocinio, la adivinación y el gusto por conocer el futuro han perdurado en las diferentes culturas de la mano de distintas prácticas de videncia, más o menos practicadas según la popularidad y capacidad de acierto que se le atribuya a nivel local. Y, por supuesto, ¡en nuestra actualidad ocurre lo mismo! ¿Acaso no existe el horóscopo, las controvertidas llamadas a videntes y la orientación personal mediante toda suerte de supersticiones y creencias heredadas tradicionalmente? El futuro despierta en el ser humano una curiosidad innata y constante.
Por este motivo, nos hemos preguntado acerca del futuro de la industria de la prestación de servicios lingüísticos. Y es que, si echamos un vistazo al pasado, comprobaremos que la profesión de la traducción ha cambiado considerablemente en las últimas décadas, ¡Ni qué decir en los últimos siglos! Desde hace tiempo experimentamos un cambio de paradigma por el que pasábamos de centrarnos en el contenido literal textual para centrarnos en la expresión del contenido contextual a nivel comunicativo. Asimismo, en las últimas décadas, la digitalización ha revolucionado los procesos de trabajo y la globalización ha transformado la forma que tenemos de comunicarnos entre compañeros de profesión, con los clientes y, por supuesto, a título divulgativo. Por ello, cabría preguntarse cuál es el rumbo que va a tomar el sector de aquí en adelante. Cuando pensamos en el futuro de la traducción, ¿nos imaginamos una disminución de la mano de obra humana?, ¿visualizamos la traducción integrada en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida diaria?, ¿creemos que llegará un punto en el que desaparecerán las barreras lingüísticas?, ¿es la traducción una profesión abocada a desaparecer o a mutar en una nueva tipología de servicio con nuevas metas y novedosos procedimientos?
En el artículo de hoy, examinamos algunas de las tendencias esperadas para el futuro a corto y medio plazo, a fin de promover un debate sobre dichos horizontes.
Para empezar, no cabe duda del enorme papel que la traducción automática está desempeñando en el día a día de esta actividad profesional. Usada correctamente, este recurso puede llegar a agilizar los procesos de traducción de manera significativa, reducir los costes y superar las barreras lingüísticas de forma inmediata para aquellos casos en los que no sea preciso obtener una traducción rigurosa, sino más bien una visión general informativa. No obstante, la experiencia nos dice que esta modalidad aún no es válida para determinados ámbitos de la traducción, y es que hay textos que no necesitan una traducción del contenido textual de forma exacta, sino más bien una reformulación creativa que acerque los textos a las audiencias de destino y despierte en ellas una respuesta efectiva similar a la original. Por ello, parece que la industria de la publicidad, el contenido literario y la gestión de marcas no van a recurrir próximamente a este recurso, y seguirán apostando por los servicios prestados por profesionales humanos, que seguramente se especialicen en tareas como la transcreación y el asesoramiento lingüístico entre mercados (por ejemplo, para el lanzamiento de un producto o una marca en el extranjero).
En esta misma línea, no cabe duda de que el futuro de la traducción pasa por la consolidación de la inteligencia artificial en los procesos de localización. Si bien antiguamente los corpus de coincidencias presentaban una tasa de acierto más baja, los motores de traducción alimentados por IA han mejorado considerablemente en los últimos años y las agencias de traducción los utilizan con regularidad. Aunque estos motores trabajan mejor con combinaciones lingüísticas habituales, se espera una optimización hacia pares de idiomas más infrecuentes que acerquen este recurso a otros mercados que precisen servicios lingüísticos en lenguas minoritarias o, al menos, no tan demandadas. Así pues, se observará un aumento de los profesionales que se dediquen a mejorar estos motores y a optimizar sus resultados mediante posedición.
Asimismo, todo parece apuntar a que poco a poco se irán utilizando menos los programas de traducción de escritorio y se pasará a trabajar más con herramientas en línea, ya que el almacenamiento en la nube y compartir archivos mediante esta tecnología comportará mayores ventajas, como una mayor accesibilidad a los documentos, una mayor seguridad y la reducción del riesgo de perder datos accidentalmente. Paradójicamente, volvemos a encontrar el futuro en el cielo gracias a la tecnología en la nube.
Además, parece que en el horizonte se están dibujando y asentando otras tecnologías de traducción más vanguardistas, las cuales revolucionarán nuestra forma de relacionarnos con el entorno. Una de ellas es la traducción por voz, que nos permitirá hablar a un dispositivo que traducirá oralmente dicho contenido para nuestro interlocutor. Ahora bien, ¿cómo de bien se le dará reproducir giros lingüísticos, juegos de palabras y los significados paralingüísticos que se desprenden de una entonación característica?
El futuro de la traducción es muy prometedor, pero aún queda mucho trabajo por delante hasta que logremos derribar las barreras lingüísticas de forma eficiente.
Ref. de la imagen: https://observatory.tec.mx/edu-news/the-five-drivers-that-will-influence-the-future-of-education-according-to-knowledgeworks