No cabe duda: el mercado laboral es un mundo cada vez más competitivo. Ante un panorama que comprende un gran número de perfiles profesionales y una industria que se especializa a pasos agigantados, se hace más complicado destacar entre la multitud y mantenerse al día de los avances técnicos que vamos incorporando en nuestros respectivos sectores. Por ello, las personas y las agencias que las contratan para su plantilla deben apostar por continuar la formación de los recursos humanos, ya que la naturaleza de las funciones que desempeñamos es dinámica, es decir, a largo plazo, nuestra actividad profesional habrá variado en diversos aspectos y seguro que los métodos que empleamos habrán cambiado también. Entonces, ¿será demasiado tarde cuando nos demos cuenta de que el futuro ya ha llegado? Es por este motivo que muchas empresas deciden anticiparse a los acontecimientos venideros y apuestan por expandir los conocimientos técnicos de sus miembros. En este contexto, nace el concepto de DPC, o «desarrollo profesional continuo».
Tal y como se explica en este artículo, «el desarrollo profesional continuo es el proceso permanente de desarrollo, mantenimiento y documentación de las habilidades profesionales. Estas habilidades pueden adquirirse formalmente, a través de cursos o capacitación, o informalmente, en el trabajo u observando a otros. En líneas generales se trata de un compromiso con el aprendizaje y la mejora de cualquier persona con capacidad profesional». En otras palabras, se trata de que la empresa o el propio trabajador identifique la necesidad de aprender una habilidad o sobre una temática que puedan resultar útiles para el desempeño de sus funciones, de tal manera que pueda acceder a fuentes que proporcionen dichos conocimientos y que, a su vez, les permitan aplicarlos en la actividad profesional. De esta manera, la persona crece profesionalmente y enriquece su perfil profesional, lo que comporta varias ventajas para la actividad profesional.
Evidentemente, en una industria tan especializada y cambiante como la de la traducción, mantenerse al día de los avances y descubrimientos que se hacen día a día es algo fundamental. Asimismo, es muy recomendable que los profesionales de la prestación de servicios lingüísticos aprendan a manejarse con destreza con varias herramientas de traducción, ya que las necesidades de los clientes son muy diversas, al igual que los medios para satisfacerlas, que evolucionan vertiginosamente. Por lo tanto, cabría preguntarse: ¿Cómo es el DPC en el sector de la traducción?
Las asociaciones de traducción, como la asociación británica Institute of Translation & Interpreting, recomiendan el DPC como un recurso extremadamente útil que todo traductor debería poner en práctica anualmente para mantener un ritmo constante de aprendizaje que le permita estar actualizado y compaginar el mismo con su actividad profesional. Por ello, cada vez son más las empresas que ofrecen formación a sus empleados o las personas que buscan dicha formación de manera individual. Ahora bien, ¿sobre qué temas podemos buscar formación en el ámbito de la traducción?
Realmente no existen normas escritas, ya que depende enormemente del perfil, de la situación laboral y de las perspectivas de negocio. ¿Nuestra carga de trabajo es menos densa y disponemos de más tiempo? ¿Hemos detectado un nicho de mercado que nos interesa explotar? ¿Queremos incorporar alguna herramienta de traducción a la dinámica de producción? Lo primordial es, desde luego, marcarse un objetivo y decidir cómo alcanzarlo. A veces, por el contrario, solo es necesario hacer DPC para continuar haciendo un trabajo correctamente o para seguir trabajando para un cliente concreto. En otras palabras, los profesionales pueden centrarse en adquirir conocimientos de nuevas áreas de especialidad o en profundizar en aquellas con las que trabajan (p. ej., aprender a traducir un tipo de documento clínico de forma más exhaustiva para emular la redacción original, adquirir nociones de marketing para las traducciones publicitarias, etc.); aprender a usar nuevas herramientas TAO (muchos clientes exigen el uso de una herramienta en concreto) o herramientas de gestión para hacer un seguimiento de la cadena de producción; afianzar los conocimientos ya adquiridos en una materia; estudiar con mayor detenimiento los pormenores de la lengua de destino a la que traducimos (p. ej., para evitar calcar estructuras que no pertenecen a la estructura sintáctica de nuestro idioma de destino); o bien deleitarnos con el placer de aprender sobre un tema que nos interese para sentirnos realizados y distendidos (p. ej., escritura creativa, iniciación o especialización en algún tipo de traducción nueva para el profesional, etc.).
¿Y de dónde obtenemos dicha formación? Para muchos, el DPC es cualquier actividad que ayude a mantener y mejorar las habilidades lingüísticas y de traducción, gestionar un negocio y retribuir a la profesión (por ejemplo, mediante la tutoría). Algunos ejemplos son leer libros o periódicos, ver películas o series de televisión y escuchar podcasts en el idioma de partida de la combinación lingüística (en ocasiones, esto se denomina DPC autodirigido). Sin embargo, el DPC más profesional comprende cursos de traducción o relacionados con los negocios, talleres, seminarios web y conferencias (muchos sostienen que es aconsejable asistir al menos a una conferencia por año para mantenerse actualizado de lo que sucede en la profesión y crear nuevas alianzas). Asimismo, también existe la posibilidad de estudiar para obtener un título de máster más complejo.
Todo ello supone una serie de ventajas para los trabajadores y para las empresas. Esto se debe a que los traductores adquieren nuevos conocimientos que les hacen sentirse realizados y que pueden incorporar a sus actividades profesionales cotidianas. El aprendizaje de nuevos temas puede suponer una motivación para el empleado y ayudarle a liberar las tensiones que se acumulan con el desempeño de las actividades asociadas a la prestación de servicios lingüísticos. De hecho, un profesional más sano a nivel psicológico es una persona más fácil y, por tanto, logrará resultados más satisfactorios, lo que se traducirá en un rendimiento de mayor calidad para la empresa.
Ref. de la imagen: https://www.droit-travail-france.fr/chiffres-de-la-discrimination-sur-le-lieu-de-travail—un-mal-toujours-present-_ad1599.html