Dar la teta por el planeta

Concienciación, madres que trabajan y etimología mamaria

Íntima. Transformadora. Valiente. Imponente. Mágica. Aterradora. Estresante. Gratificante. Solitaria. Asombrosa. Es clavar la mirada en un horizonte refulgente de amor e incertidumbre. Pero ante todo, la maternidad es dar vida. Lo cierto es que existen tantas percepciones de la maternidad como madres; se trata indudablemente de una experiencia única y personal.

La maternidad se puede afrontar en solitario, en pareja o junto a otros seres queridos, pero las madres siempre deberían gozar de total libertad a la hora de tomar decisiones relacionadas con el proceso de gestación, parto y posterior crianza. Por ello, uno de los temas más controvertidos es el de la lactancia materna: inmediatamente después del parto, las glándulas mamarias empiezan a segregar leche, la cual es el mejor alimento para el recién nacido, que la extraerá directamente de los senos de la madre.

La lactancia (sin biberones u otros dispositivos) es la opción más recomendada debido a sus diversos beneficios. De hecho, en agosto de 2017, la Organización Mundial de la Salud publicaba un artículo en el que recogían 10 datos sobre la lactancia materna con el fin de promover esta forma de alimentación, ya que «es una de las formas más eficaces de asegurar la salud y la supervivencia de los niños». En él se subraya la importancia fundamental de empezar a dar el pecho a la hora de haber dado a luz; idealmente, este debe ser el único alimento que reciban durante los primeros seis meses, tras los cuales empezarán a incorporarse alimentos sólidos sin interrumpir dicho amamantamiento, que debería prolongarse como mínimo hasta los dos años. Todo ello se debe a que la leche contiene nutrientes muy beneficiosos para el desarrollo y la prevención de enfermedades a corto y a largo plazo (y no solo para el lactante, sino también para la madre). La OMS asegura que las leches artificiales no contienen este tipo de nutrientes, motivo por el que estos productos están sujetos a un código internacional que busca dar prioridad a dicha forma natural de alimentación. Por ejemplo, «las etiquetas (…) [deben dejar] claros los beneficios de la lactancia materna y los riesgos para la salud que conllevan los sucedáneos» y «no hay actividades de promoción de los sucedáneos de leche materna». Finalmente, para fomentar esta acción entre las madres, la OMS aboga por la necesidad de brindarles facilidades, especialmente para que puedan compaginar la lactancia con el ámbito laboral.

No obstante, pese a todas las recomendaciones de esta organización, para muchas madres la lactancia es una fuente de miedo y preocupación: la falta de apoyo por parte de personal sanitario desactualizado, la falta de apoyo de la familia, informaciones erróneas sobre que su leche no es suficiente, la falta de orientación en cuanto al agarre del bebé al pezón, la falsa creencia de que la lactancia perjudica el aspecto del pecho, la falta de información correcta sobre lo que es dar el pecho a demanda, etc.

Por ello, es esencial que se lleven a cabo eventos como la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que este año tendrá lugar del 1 al 7 de agosto bajo el lema «Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable».

Se celebra con motivo del aniversario de la Declaración de Innocenti de 1990, cuyo objetivo es proteger, promover y apoyar la lactancia materna. Además, cada año la campaña se dedica a un tema en concreto, por ejemplo, Una responsabilidad comunitaria (1996), Un derecho de todas las mujeres (2000), Comprendiendo el pasado – Planificando el futuro (2012), Amamantar y trabajar ¡Logremos que sea posible! (2015).

El lema de este año busca concienciar acerca del impacto positivo del amamantamiento en el medio ambiente. Por ello, se pide el compromiso de todas las personas y organizaciones a fin de «mejorar la salud de las personas y del planeta a través de la lactancia materna».

En su página oficial han publicado un folleto informativo disponible en varios idiomas en el que se recogen los diferentes desafíos que plantea nuestra situación medioambiental actual y el uso de sucedáneos de la leche materna. Asimismo, se proponen diversas soluciones en materia de desarrollo sostenible, apoyo, inclusión social y divulgación.

Paralelamente, la decisión de dar el pecho también influye en el ámbito laboral, puesto que las madres deben compaginar la lactancia y el ejercicio de su profesión. Por ejemplo, pese a que se recomiendan seis meses de amamantamiento exclusivo, en España solo se reconocen 16 semanas de baja por maternidad. Por ello, es interesante conocer la perspectiva de las empresas y las medidas que adoptan a través del testimonio de madres trabajadoras. En esta ocasión, Mônica Ventero, Project Manager and Editor (PT) y defensora de la lactancia materna, nos habla de su experiencia en Montero Language Services; asimismo, plantea algunas cuestiones relativas a la relación entre la SMLM y los beneficios que ofrece a la empresa:

«En 2010 fui madre. En aquel momento trabajaba en otra empresa y, cuando estaba a punto de terminar el permiso de maternidad, empecé a sacarme leche para mi niña y su padre empezó a probar formas de dársela sin usar tetinas, porque las tetinas hacen que tarde o temprano el bebé deje de mamar con eficacia. Empezar a trabajar y separarme de mi niña fue muy duro. En noviembre de ese mismo año empecé a trabajar en Montero Language Services y, desde entonces, me he sentido siempre muy a gusto y respetada en esta empresa. En aquel momento, la bebé tenía 8 meses. Los primeros meses trabajaba presencialmente y llevaba a mi niña a una guardería en Brunete (Madrid) para poder estar con ella todo el tiempo que me fuera posible. Fui una de las primeras empleadas, si no la primera, en teletrabajar; y eso ha sido muy importante porque me permitió mantener la lactancia hasta cuando mi niña quiso (¡4 años!).
A principios de 2019 fui madre de nuevo y todo fue muy distinto. Mi niño nació prematuro, tuve que luchar para que tuviera lactancia exclusiva en neonatos; luego, afrontar todos los cuidados que una criatura tan chiquitita necesita… Pero no todo fueron inconvenientes, ya que esta vez, gracias al teletrabajo, no he tenido la necesidad de sacarme leche, ni de preocuparme por cómo sería la reincorporación al trabajo, ni de la pena de pensar en separarme de mi chiquitín. Pude disfrutar tranquilamente de mi permiso e incorporarme a trabajar sin angustias, sin separaciones y siguiendo con la lactancia sin ninguna interferencia no solo desde el principio hasta ahora, sino en adelante hasta que mi niño quiera».

Nos comentaba además que la lactancia materna puede contribuir al cumplimiento del octavo objetivo de desarrollo sostenible (Trabajo decente y crecimiento económico), en concreto, en relación con los apartados 8.4 y 8.5. Laura Fernandes, nutricionista del Banco de Leche de João Pessoa (Brasil), nos explica por qué hablando de las diferencias con los sucedáneos artificiales:

«No genera basura, no genera residuos, no genera contaminantes, no deforesta para la cría de ganado, no necesita envases ni etiquetas, no necesita recursos naturales para su producción. Reduce la mortalidad infantil, garantiza la seguridad alimentaria y nutricional, es accesible, económico, un factor de reducción de la pobreza, un factor de igualdad (el mejor y más justo comienzo de vida para todos los niños, independientemente de la clase social y económica). ♥ La lactancia materna es SOSTENIBLE».

En definitiva, se trata de una labor encomiable en la que participan sobre todo madres que desean convertir el mundo en un lugar más saludable. Además, eventos como la SMLM plantean un incentivo para las empresas comprometidas con el medio ambiente, los profesionales que prestan servicios para ellas, así como la imagen que proyectan sobre su entorno económico y social.

ETIMOLOGÍA MAMARIA

Por último, como colofón a este artículo dedicado a la lactancia materna, hemos recopilado una serie de modestos datos etimológicos relacionados con algunas palabras empleadas para denominar las mamas en español, con la intención de sorprender a los lectores más inclinados hacia las curiosidades de la lengua.

Una de las palabras más utilizadas a la hora de hacer referencia a esa parte de la anatomía de la mujer es «pecho». Esta proviene del latín pectus, por lo que encontramos cognados en otras lenguas: pt. peito, fr. poitrine, it. petto, rum. piept, por ejemplo. Lo más probable es que su primer uso en español fuera eufemístico en este sentido, puesto que las mamas reciben dicho nombre por la región en la que se encuentran, es decir: en la parte exterior delantera del cuerpo. Otra palabra que alude al pecho femenino por la ubicación anatómica es «busto», que presenta una evolución sorprendente. Efectivamente, según su entrada en el DRAE, proviene del latín bustum, por análisis de combustum < comburere (quemar). Resulta que bustum era el nombre que recibía la pila funeraria donde se quemaban los cuerpos de los muertos. Posteriormente, pasó a designar las tumbas que contaban con monumentos funerarios, especialmente si representaban únicamente la parte superior del cuerpo humano: nuestro «busto» . Así que, en resumen, pasó de ser una pila funeraria a una escultura y, por analogía, el pecho de la mujer.

Las mamas también se han designado por su forma. Del latín sinus han llegado al español «seno» y «sinuoso», entre otros cognados, tales como pt. seio, fr. sein, en. sinus, it. seno. Estas palabras hacen referencia a curvas, concavidades o huecos. Asimismo, en muchas lenguas existe el siguiente hipocorístico para la mama: es. teta, en. tit, rus. титька, fr. tétine, it. tetta, cuyo origen se vincula en el DRAE con una voz expresiva.

Otra palabra de gran interés es la que nos deja el acusativo latino uberem (ubre) por su evolución en nuestra lengua. Parece ser que su uso en latín clásico en relación con las mamas era más bien poético; dio lugar al adjetivo uber, -eris con el significado de «fecundo, fértil, henchido de fruto», acepción que a día de hoy podemos encontrar en palabras como «exuberante» y «ubérrimo».

La vinculación entre las mamas y los frutos ha estado muy patente desde antaño. En latín clásico, los nombres de los árboles que terminaban en –us (terminación que solía corresponderse con el género gramatical masculino) concordaban en femenino con otras categorías gramaticales, seguramente motivados por la idea de que los árboles, al igual que el pecho de las mujeres, «dan fruto». Algunos ejemplos son: pinus alba Aiton, pinus glauca Moench, ficus elastica, ulmus rubra o ulmus mexicana. De hecho, esta asociación entre fruto, forma y mama llega a lenguas como el portugués, que recoge en el sentido poético pomo para hacer alusión al pecho femenino. Esta palabra procede del latín pomum, y se habría utilizado para denominar pequeños frutos carnosos de forma redonda. Aunque en español, en el que también existe «pomo», se popularizó la voz mala (manzana), otros idiomas conservaron esta primera raíz (fr. pomme, cat. poma) mientras que el español nos dejó palabras como «pómulo» (literalmente, manzanita) y «pomada» (del latín pomata, una crema que originalmente se hacía con manzanas).

[FUENTE DE LAS IMÁGENES]

Imagen de lactancia: https://eresmama.com/tree-of-life-las-maravillosas-fotografias-toda-mama-quiere-hacerse/
Imagen de SMLM: http://albalactanciamaterna.org/general/semana-mundial-lactancia-materna-2020/

 

[1] Paradiso, G. (2020). El palabrero. Un busto en combustión. A la carta. Radio Televisión Española

[2] Anders, V. et al. (2001-2020). Etimología de teta. Recuperado de: http://etimologias.dechile.net/?ubre. Última consulta: julio de 2020.

[3] Anders, V. et al. (2001-2020). Etimología de ubre. Recuperado de: http://etimologias.dechile.net/?ubre. Última consulta: julio de 2020.

[4] Pomo. Dicionário infopédia da Língua Portuguesa [en línea]. Porto: Porto Editora, 2003-2020. Última consulta: julio de 2020. Recuperado de: https://www.infopedia.pt/dicionarios/lingua-portuguesa/pomo

[5] Anders, V. et al. (2001-2020). Etimología de pómulo. Recuperado de: http://etimologias.dechile.net/?pomulo. Última consulta: julio de 2020

 

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