En la industria de la traducción, los ritmos de producción constituyen un aspecto fundamental para garantizar que los procesos se desarrollen con normalidad y para asegurarse de que todos los profesionales implicados disponen del tiempo y de los recursos necesarios para realizar su labor correctamente, lo que, a su vez, se traducirá en una calidad óptima en los proyectos gestionados. Sin embargo, es bien sabido que este es un sector regido por unos plazos muy competitivos, ya que con frecuencia los clientes necesitan localizar su contenido en periodos de tiempo restringidos. Esto puede llegar a tener un impacto en las agencias de traducción y en los profesionales autónomos, puesto que todo LSP debe contar con una estrategia adecuada para hacer frente a este tipo de encargos y garantizar unos resultados satisfactorios; de lo contrario, el producto final puede verse afectado. En Consejos para agilizar los procesos en encargos urgentes, damos una serie de pautas para este tipo de situaciones y los retos que plantean. Paralelamente, otra variable que puede afectar a los ritmos de producción es la de la extensión de los encargos o, dicho de otro modo, los altos volúmenes de palabras. En la industria, existe la idea de que un traductor puede traducir 2000 palabras al día aproximadamente. No obstante, sabemos que esta es una cantidad muy genérica, ya que el ritmo de traducción puede variar considerablemente en función de otros parámetros, como el del área de especialidad, el grado de especialización, la experiencia que acumule a sus espaldas el profesional en ese tipo de textos, etc. Por ello, los equipos de gestión deben valorar los recursos humanos de los que disponen a la hora de gestionar cualquier pedido, así como los recursos de los que disponen. Esta situación puede volverse aún más compleja cuando recibimos pedidos con un alto volumen de palabras y, adicionalmente, cuando existen limitaciones en los plazos de entrega. ¿Cuál es la mejor opción para organizar los equipos? ¿Cómo podemos ajustarnos a la fecha de entrega solicitada? ¿Qué aspectos puedo sacar en claro de cara a futuros encargos similares? En el artículo de hoy, resumimos una serie de consejos para la gestión de altos volúmenes de traducción.
En primer lugar, hay que entender bien el encargo y entender cuáles son sus necesidades. Lo más probable es que se trate de un material especializado para el que necesitemos profesionales concretos y, por supuesto debemos crear un flujo de trabajo en el que reservemos tiempo suficiente para cada una de las tareas. En muchas ocasiones, los volúmenes de palabras son tan altos en comparación con la fecha de entrega propuesta, que los equipos de gestión deben plantearse la posibilidad de repartir el encargo entre dos o más traductores. Sabemos que, por lo general, lo ideal es trabajar con un único traductor, pero la realidad suele imponer sus propias necesidades. Cuando esto suceda, no podemos olvidar nombrar a uno de esos traductores (o a un tercero) para que se encargue de unificar posibles aspectos terminológicos o de estilo, una tarea esencial que servirá para imprimir homogeneidad en el producto final. En esta línea de estrategias, conviene destacar que la labor de todos los participantes es igual de importante. Aunque podamos pensar que hay que priorizar darles el máximo tiempo posible a los traductores, los profesionales encargados de la revisión, la corrección monolingüe o el control de calidad necesitan un margen de tiempo suficiente para no ver comprometidos los resultados de su labor. Además, para trabajar con seguridad, es necesario dejar cerrados todos estos aspectos antes de confirmar al cliente nuestra disponibilidad para el encargo. ¿Qué pasaría si nos comprometemos a una fecha de entrega y el único revisor especializado del que disponemos no puede ocuparse de su tarea a tiempo? Finalmente, hay que destacar el papel de las herramientas de gestión como recurso centralizador que permite tener toda la información organizada y poder hacer un seguimiento del estado de los pedidos en curso.
Otra estrategia muy valiosa de cara al futuro es implementar la traducción automática, un recurso cada vez más demandado y utilizado. Como explicamos en Aplicaciones de la traducción automática, esta solución nos permite agilizar los procesos de traducción en determinados tipos de texto. Además, si contamos con memorias de traducción y las actualizamos, podremos crear un corpus con los trabajos que vayamos realizando y comprobando, de modo que, cuando recibamos proyectos similares, los motores de las herramientas de TA arrojarán traducciones basadas en resultados ya contrastados y podremos avanzar más rápidamente y con mayor confianza. En esta misma línea, podemos destacar la utilidad de trabajar con glosarios o bases terminológicas, que permitirán a los traductores consultar y registrar equivalencias directas para asegurar la consistencia a lo largo de todo el producto.
Otra clave para gestionar correctamente los proyectos más extensos en establecer canales de comunicación adecuados. Lo ideal es que los traductores puedan ponerse en contacto (a través de chats, hojas compartidas, etc.) para hacer consultas sin necesidad de recurrir a intermediarios y avanzar más rápidamente en lo referente a la traducción. Asimismo, es fundamental que fluya la información correctamente entre los equipos de traducción, gestión y el propio cliente. El día a día de la industria de la traducción es que surjan dudas o se produzcan contratiempos. Por ello, es fundamental mantener informadas a todas las partes para encontrar las soluciones más acertadas.
Por otro lado, si lees este artículo en calidad de cliente, creemos que puede ser útil destacar una serie de aspectos relacionados con la gestión y realización de este tipo de encargos. Para comenzar, te recomendamos que apuestes por proveedores de servicios de traducción especializados y de confianza, ya que los proyectos con un alto volumen de palabras son muy sensibles y pueden producirse errores con facilidad en manos inexpertas. Además, siempre es de agradecer material de referencia por parte del cliente (traducciones anteriores, glosarios, etc.) que ayuden a comprender el estilo que busca el cliente y sus expectativas. De la misma manera que comentábamos en el último punto, debemos poner en valor la cuestión de la comunicación, ya que, cuanto más fluida sea, mejores soluciones encontraremos en plazos de tiempo competitivos. Y, por último, instamos a todos los clientes a entender el proceso de traducción y a preguntar por el mismo, ya que las traducciones de calidad deben ser sometidas a exhaustivos controles para garantizar resultados óptimos.
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