En la actualidad, las empresas que deseen comercializar sus productos de forma exitosa deben contar con una serie de recursos destinados a publicitar los artículos que ofrecen y a crear en los clientes objetivo una relación de atracción, confianza y necesidad. Para ello, los estudios de marketing poseen un amplio abanico de soluciones y estrategias que, normalmente, estarán personalizadas según cada caso. Sin embargo, si hay una herramienta que suele ser común a todos ellos es la recomendación de diseñar un sitio web para la marca en el que queden recogidos todos los elementos que puedan ser útiles para darse a conocer de forma más amplia y presentar los productos de forma adecuada. Dichos sitios web suelen contener información relativa a la entidad, a su ámbito de acción, a su filosofía comercial y, por supuesto, a su oferta de servicios. Y es que, en la época de la globalización, no tener presencia en Internet viene a ser como no existir en absoluto, una situación de la que toda empresa desearía guardarse.
Ahora bien, cuando creamos un sitio web lo hacemos teniendo en cuenta muchos factores. Uno de ellos, quizá de los más importantes, es el tipo de cliente al que nos queremos dirigir. Si bien en esta categoría se incluyen varias consideraciones acerca de la estética, el registro y demás aspectos, este es también un buen momento para preguntarse en qué idiomas nos vamos a dar a conocer. Evidentemente, las empresas suelen escoger como primera opción la lengua de la región en la que se fundan o las lenguas maternas de sus integrantes, pero ¿es suficiente? Es posible que nuestra primera opción lingüística sea un idioma con un número de hablantes reducido y queramos llegar a un público mayor; es posible que, aunque nuestra lengua vehicular sea el inglés, estemos pensando en traducir el contenido del sitio web a otro idioma; o quizás, estemos diseñando por primera vez un sitio web y queramos crear paralelamente el contenido en las lenguas que creamos que tienen cierto interés para nuestros fines comerciales. ¿Qué ventajas comporta todo ello? ¿Cómo podemos saber a qué idiomas conviene traducir un sitio web? ¿Lo que hacemos es realmente traducir? En el artículo de hoy, os traemos algunas respuestas.
Aunque es imposible afirmar de manera categórica que exista un conjunto de pasos que garanticen que nuestra decisión en esta cuestión vaya a ser la más acertada, existe una serie de recursos que pueden resultar muy útiles a la hora de tomar decisiones en este sentido.
En primer lugar, muchos expertos recomiendan hacer averiguaciones sobre el tráfico de un sitio web existente. Y es que, si queremos saber a qué lenguas traducir nuestro contenido, qué mejor estrategia que investigar desde dónde nos visitan y en qué partes del globo generamos mayor interés. Para ello, existen plataformas que ofrecen herramientas de análisis incorporadas para hacer este tipo de seguimiento, como WordPress y Google Analytics. Este puede ser un buen punto de partida objetivo para cualquier plan de crecimiento comercial: acercarse al cliente en la lengua que domina. Si bien es cierto que muchos clientes, según el sector, dominan alguna lengua vehicular para navegar por este tipo de portales, acceder a un sitio web en nuestro idioma siempre genera un ambiente más cálido, mayor confianza y una mejor predisposición a realizar operaciones comerciales.
Otra posible estrategia es investigar a la competencia. Si hemos identificado a competidores que se encuentran algo más avanzados que nosotros en el proceso de internacionalización o cuyo desempeño empresarial nos inspire como referente, puede ser beneficioso averiguar hacia qué idiomas y mercados dirigen sus esfuerzos. Esto nos permitirá saber si existe algún tipo de tendencia dentro del sector para sumarnos a ella, o bien detectar mercados extranjeros a los que la competencia aún no haya llegado, lo que nos permitirá satisfacer una demanda que aún no se ha explotado enteramente.
En relación con lo anterior, uno de los factores más importantes a la hora de tomar este tipo de decisiones es hacer un estudio de mercado. En primer lugar, hay que decidir cuáles son los mercados objetivos, normalmente aquellos con mayor demanda, y estudiar el perfil de clientes que los conforman. Si una empresa ya está trabajando en un plan de internacionalización, no solo hay que preguntarse a qué idiomas traducir un sitio web, sino que también debe plantearse si está preparada para prestar asistencia en dichas lenguas y si conoce todo lo relativo a la exportación hacia esas regiones de interés. Y es que, las condiciones de comercio entre dos países pueden determinar si efectivamente resulta rentable hacer el esfuerzo interlingüístico.
Y hablando de dicho esfuerzo interlingüístico, ¿realmente lo que hacemos es traducir? Aunque gran parte de la adaptación de un sitio web a otro idioma consiste en traducir el contenido textual entre uno o más pares de lenguas, lo cierto es que en un sitio web se adaptan otros aspectos destinados a generar un impacto correcto en el cliente «extranjero», lo que hace que, más bien, este tipo de esfuerzos esté más relacionado con la localización. Prestamos atención al diseño de los portales (uso de colores, visibilidad, dominios…) y procuramos que las frases que tienen connotaciones especiales lleguen a otros mercados con la misma fuerza, para lo cual puede ser necesario rediseñar el enfoque desde cero. Todos esos esfuerzos exceden la traducción y evidencian una imperiosa necesidad de acercarse al cliente y de persuadirlo. Por ello, cuando nos planteemos a qué idioma traducir un sitio web debemos tener en cuenta estos mismos factores. Como curiosidad, las lenguas más populares en los sitios web son el inglés, seguido del alemán, el ruso, el español, el francés y el japonés. Quizá como empresa resulte más atractivo traducir a los idiomas más frecuentes en la red.
La localización de sitios web es un proceso sensible y en el que cada paso debe estar debidamente meditado. Cuando escojamos las lenguas más adecuadas para el proceso de internacionalización, deberemos tener en cuenta los intereses del cliente y nuestros propios horizontes.
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