CLAVES PARA LA REDACCIÓN DE CURRÍCULUMS EN TRADUCCIÓN

En la industria de la traducción existe un gran dinamismo en cuanto a la fluctuación de perfiles profesionales. Como es de sobra conocido, podemos hacer una primera división entre los traductores que deciden trabajar en régimen autónomo y los traductores que deciden ofrecer sus servicios a agencias de traducción (también conocidas como «prestadores de servicios lingüísticos o LSP, por sus siglas en inglés). Por supuesto, al tratarse de dos modalidades distintas, podemos afirmar que existen varias diferencias en lo referente a los métodos de trabajo, a la gestión de la actividad profesional a nivel interno y de cara a los clientes, a las responsabilidades para con los organismos públicos y a las retribuciones económicas. Sin embargo, es obvio que también tienen puntos en común. Uno de los más evidentes es que, en algún momento de sus respectivas andaduras profesionales, más bien en varios momentos, los traductores deben presentar sus servicios y su perfil laboral ante los potenciales clientes o agencias contratantes. Y es que, en un sector tan competitivo en el que existen tanto perfiles altamente cualificados como perfiles fraudulentos que intentan intrusarse para acabar desvirtuando la actividad traductora, hay que esforzarse por destacar entre la multitud y hacer saber a nuestros contratantes objetivo el valor que podemos ofrecer para sus respectivas empresas.

Pero, ¿cómo podemos diseñar y difundir nuestro perfil profesional? Existen multitud de posibilidades, que van desde el boca a boca (en ocasiones, un cliente que esté satisfecho con nuestro trabajo dará una valoración positiva a clientes que necesiten servicios similares o se prestará a escribir una reseña sobre nuestra labor) hasta el uso de plataformas digitales y enfoques más directos, como llamadas y correos electrónicos. Sin embargo, todo ello pasa por un punto común, el de elaborar un currículum en el que detallemos una serie de datos relevantes sobre nuestra experiencia profesional. A partir de ahí, deberíamos de encontrar más fácil ofertar nuestros servicios de distintas maneras. Ahora bien, ¿qué información debe incluir un buen currículum?, ¿existe un modelo universal? En el artículo de hoy, os damos algunas claves para la redacción de currículums en el contexto de la traducción.

Lo primero que conviene destacar es que no existe el currículum perfecto, en general, para ningún sector profesional; y mucho menos existe un modelo general que podamos aplicar masivamente a todas nuestras solicitudes de empleo. En el mercado laboral actual, se aprecia enormemente la individualización, entendida aquí como la capacidad de adaptar nuestro currículum al puesto ofertado o a las necesidades del cliente con el que deseemos establecer una relación profesional. Esto quiere decir que, a la hora de redactar un currículum (o una carta de presentación, un mensaje de oferta, un breve guion para una entrevista telefónica, etc.), es preciso saber a «quién» nos estamos dirigiendo. Algunas ofertas de empleo buscan perfiles muy específicos, por lo que una relación de puestos irrelevantes en nuestro currículum puede resultar abrumador y resultar en un descarte. Por ello, siempre que pensemos en como confeccionar nuestra presentación, debemos pensar en ponerles las cosas fáciles a los posibles clientes o a las potenciales agencias de traducción. Tenemos que priorizar destacar en nuestra experiencia aquellos puntos que coincidan con lo que están buscando y, una vez lo hayamos hecho, ofrecer detalles que aporten valor o que complementen la información proporcionada. De esta manera, conseguiremos que las agencias de traducción sepan que tenemos un verdadero interés (y no que estamos enviando solicitudes sin reflexión) por su actividad y que los clientes sepan que podemos ser la solución especializada que buscan para satisfacer sus necesidades.

Uno de los aspectos que más se agradece en los departamentos de contratación de personal es la brevedad. Cuando enviemos una solicitud o adjuntemos una presentación de nuestra experiencia, lo importante es que se pueda ver rápidamente quiénes somos y qué servicios ofrecemos. Si generamos interés, lo más seguro es que se proceda a una toma de contacto entre las partes en la que podamos aportar un informe más exhaustivo o bien profundizar en nuestra experiencia verbalmente.

Por supuesto, dependiendo de nuestro enfoque, deberemos aportar una serie de datos personales que, normalmente, incluyen el nombre completo, y algún método de contacto (teléfono, correo electrónico, red social, página web propia, etc.), pero no hay que inundar esta sección de datos irrelevantes, como la fecha de nacimiento, si se tiene carnet de conducir o, como se ve en algunos casos, el tipo de sangre. A continuación, hay que elaborar una presentación en la que hablemos sobre los pares de idiomas en los que trabajamos (algunos reclutadores no son partidarios de indicar un «nivel de conocimientos», porque se da por hecho que, si nos dedicamos a esta profesión, es porque tenemos las competencias suficientes; en su defecto, podemos indicar como información complementaria algún título de idiomas). Asimismo, debemos indicar las áreas de especialidad a las que nos dedicamos y los servicios específicos (los traductores no solo traducimos, hacemos revisiones, correcciones, adaptaciones, transcripciones, ediciones y un largo etcétera de tareas que a los clientes les puede interesar conocer).

En el caso de las agencias de traducción, puede ser interesante añadir nuestro dominio de herramientas de traducción asistida y otros programas informáticos que puedan resultar útiles durante la prestación de servicios lingüísticos. La traducción es una actividad cada vez más informatizada y este tipo de conocimientos se valoran enormemente.

En el caso de los clientes que no tengan experiencia con la contratación de servicios lingüísticos, es aconsejable rebajar el nivel de tecnicismos. Esto se ve, por ejemplo, en el uso de abreviaciones propias del sector, como «traductor EN, DE > ES-es, CA con dominio de TAO y experiencia en diversos LSP» y en la descripción de soluciones con las que los clientes pueden no estar familiarizados (p. ej., revisiones monolingües, linguistic sign-offs y transcreaciones). Debemos intentar encontrar el equilibrio entre un lenguaje profesional y comprensible para cada tipo de cliente. Además, en muchos portales de búsqueda de empleo se recomienda emplear las formas completas en lugar de abreviaciones, ya que así aumenta la posibilidad de aparecer en los resultados de búsqueda.

En conclusión, las claves para elaborar un buen currículum en traducción son la concreción y la descripción de nuestra experiencia y los servicios que ofrecemos con arreglo a las necesidades de nuestros clientes objetivo. Una de las mejores bazas es demostrar auténtico interés y no dar la impresión de estar escribiendo un contenido genérico para diversas opciones de empleo. Con ello, estaremos un paso más cerca de destacar entre la multitud y lograr nuestra meta de conseguir nuevos clientes o trabajar para una agencia de traducción en concreto.

Ref. de la imagen: http://www.zeit.vip/2016/08/02/erste-hilfe-vor-dem-ertrinken-in-der-papierflut-2/

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